Delirious ||Larry Stylinson||

III

Faltaba 1 semana para navidad y ya se percibía el ambiente navideño además de que la temperatura estaba bajo 0°.

Harry se encontraba en el mismo parque al que siempre iba desde que sabe que existe.

Estaba recostado de un árbol con un libro en la mano — matar a un ruiseñor — y un cigarrillo en otra.

Que Harry haya adquirido nuevas costumbres no significa que vaya a dejar las viejas.

Las personas que pasaban junto a Harry lo miraban extrañadas, un chico aparentemente rudo, con tatuajes, vestimenta oscura y con un cigarrillo encendido leyendo un libro y no cualquier libro.

Louis estaba en su casa, pero como no tenía nada que hacer —según él— ya que tenía 2 dibujos que terminar para la escuela de arte a la que asistía, arreglar el fregadero de la cocina y lavar la ropa.

Decidió ir al parque al que recurría la mayoría del tiempo.

Camino por las frías 4 calles y cuando llegó a su destino se sentó en la orilla de la fuente y encendió un cigarro.

Cuando Louis visitaba ese parque era como si el ambiente del mismo lo cambiara. Lo volvía más tranquilo y calmado.

Luego de 2 cigarrillos de parte de Louis y 5 capítulos y 3 cigarrillos de parte de Harry, ambos estaban dispuestos a irse cada uno a casa.

Harry cierra su libro y toma camino a su casa analizando lo último que había leído en el libro muy profundamente, tanto que no se dio cuenta de un pequeño desnivel del piso haciendo que se tropezará con este y perdiera el equilibrio. No lo suficiente para caer pero si para que el libro que tenía en sus manos se desprendiera de estas y cogiera rumbo al interior de la fuente por la que pasaba Harry.

Unas manos rápidas lo detuvieron antes de que quedara empapado de agua helada.

Harry levanto la vista y lo vio.

Un chico con un cigarrillo en la boca, tatuajes, cabello lacio un poco despeinado, barba de menos de una semana, labios finos, unos ojos algo alargados hacia los lados y su color... No podía describir su color eran azules pero no un azul cualquiera, Harry no estaba seguro.

Louis miro al muchacho alto, con tatuajes vestido en tonos oscuros, cabello largo despeinado y muy ondulado, sus facciones eran simétricas a su cara, sus ojos eran tan verdes como una esmeralda.

—Eso estuvo cerca— hablo Louis, levantándose y entregándole el libro a Harry.

El ojiverde noto que era mucho más bajo que él y que su voz era fina pero sin dejar de ser la voz de un hombre, a Harry de alguna forma le gustaba su timbre de voz.

—Ehh... Gracias —respondió Harry algo desconfiado de Louis.

El tono de voz de Harry era profundo y cautivador según el menor.

—Me llamo Louis.

Oh oh, Harry estaba aterrado, ¿debía mantener una conversación con "Louis"?, ¿o salir corriendo de allí?

—Harry —dijo sin pensarlo.

ya le hablaste ¿que mierda haces? Pensó Harry.

—Un placer Harry —dijo el más bajo sonriendo amablemente.

Louis no sabía si Harry era un busca pleitos o un criminal pero alguien que habla poco y lee libros no puede ser tan malo—¿No?— eso lo animó a continuar hablando con Harry.

El más alto contempló la sonrisa de Louis, no estaba seguro si era porque hace mucho no veía una o es que esa sonrisa era bastante cautivadora.

— Matar a un ruiseñor... tienes buenos gustos— dijo Louis, ese era su libro favorito.

Harry miró la portada del libro y se encogió de hombros.

—No está mal.

Harry no lo creía, estaba teniendo una conversación. La mayoría de las veces que alguien quería conversar con Harry él solo los dejaba con la palabra en la boca y se retiraba lo más rápido posible.

—¿No está mal?— dijo Louis riendo "ofendido"—Es el mejor libro que puede existir en el mundo, habla del desafío de vivir en paz con gente que es diferente a ti, y es una lección que se da a través de una historia muy dura, pero con un gran sentido del humor, es cálido, entrañable y absolutamente inolvidable.

Harry quedo maravillado con sus palabras. Louis tenía una manera de interpretar brillante.

Harry bajo la mirada al libro y luego la poso de nuevo en el más bajo.

—Aún me faltan 7 capítulos, le daré una oportunidad.

Louis sonrió abiertamente.

—Te acordarás de mi cuándo lo ames, hasta luego Harry— dijo Louis y se marchó.

No era necesario que Harry respondiera, sabía que iba a volver a encontrarse con Louis y lo más raro es que Harry lo deseaba... él quería volver a ver a Louis.

Cuando el ojiverde se encontraba en casa, el reloj marco las 7 de la noche, la peor hora para Harry.

Eso significaba que era la hora de hundirse en las profundidades del alcohol y las drogas.