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24 De Diciembre Doncaster, Reino Unido

Esa mañana Londres tenía un aspecto oscuro y aterrador; Una niebla espesa que era hacer incapaz de ver un metro más allá de los ojos de cualquier persona inundaba el ambiente frio y callado esa mañana. Justo como le gustaba a Louis.

Louis se levantó sintiendo un frío recorrer sus pies descubiertos, al darse vuelta para ver la ventana observo un color gris puro haciendo que el somnoliento joven se preguntara la hora.

10:26 am observó en el reloj de manilla que colgaba de la pared.

Perezosamente de hizo bolita bajo sus sabanas.

No quería levantarse, el hecho de cumplir 25 años era como un recordatorio de que cada vez se estaba volviendo más viejo. Tampoco quería percatarse de la realidad que estaba viviendo, a esa edad la mayoría de las personas ya están totalmente independizados, graduados y algunos hasta casados, en cambio Louis apenas tenía un apartamento de soltero—Descuidado, sucio, con falta de atención y cariño, un titulo y dos empleos mal pagados; en una librería y en la biblioteca de Doncaster. Asistía a la escuela de bellas artes y en cuanto a su vida amorosa el sólo tuvo una verdadera pareja —Zayn Malik— Que lo dejó hace 6 meses.

A Louis aún le dolía el hecho de que Zayn haya roto la relación que había durado 4 años, engañándolo con su propio mejor amigo, Liam.

Louis ya se aburrió de estar acostado en la cama despierto auto destruyéndose con sus pensamientos.

El sentimiento de despertar sólo sin ningún cuerpo a su lado que lo despertara con algún beso, un abrazo o hasta con un golpe. Louis solo quería que el sentimiento de un corazón roto y vacío desapareciera.

Louis sólo quería ser amado.

¿Es mucho pedir?

Harry esa mañana se encontraba en la esquina de su regadera en posición fetal, sollozando, sintiendo el agua helada callendo en su desnudo cuerpo.

Se sentía asqueroso, una bestia, algo que no debería haber nacido y que le hacía tanto mal a la humanidad.

Harry miró sus cicatrices que iban desde la muñeca hasta cubrir todo su antebrazo, líneas verticales y horizontales —y hasta diagonales— desfiguraban su piel en ambos brazos.

Sus nudillos estaban cubiertos de moretones y raspones. Harry estaba seguro de que la sangre de aquella joven aún se encontraba allí, haciendo que su mano ardiera y oliera a sangre. No importara cuanto tallara su brazo con esponjas.

No sabía desde hace cuánto tiempo estaba allí, el sólo sabía que no importaba cuánta agua, cuanto jabón y cuanto perfume cayera sobre su cuerpo este no podría ocultar lo sucio que se sentía.

Los sucesos de la noche pasada lo perseguían.

Él no quería hacerlo pero fue imposible detenerlo, era como si alguien entrada en su cuerpo y lo hacía hacer cosas horribles.

Ese alguien tenía nombre, Edward, el criminal que vivía dentro de la mente de Harry.

Harry se levantó tembloroso y cerro la llave para que así dejara de caer el agua helada, salió de la ducha y agradeció que el espejo estuviera empañado para así no ver el espectro de persona que era.

Se colocó una ropa pesada para el frío cubriendo así su cuerpo completamente y peino su cabello a ciegas.

En ese mismo instante dos jóvenes en Doncaster se encontraban sentados en una esquina de su solitaria y fría cama con solo la compañía del sonido de la llluvia caer, mirando a la nada pensando en todo. Uno mas bajo que el otro, uno mas joven que el otro, uno mas cuerdo que el otro y uno mas infeliz que el otro. Ambos estaban destinados a sufrir juntos.

Delirious ||Larry Stylinson||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora