S-001
La oscuridad nuevamente me estaba acompañando. Y de pronto... gritos. Era mi madre y nuevamente estaba llamando. Me levante y corrí. Corrí, corrí pero no lograba alcanzarla. Con cada paso mío ella se alejaba aún más. Mi voz se quebró mientras le rogaba que me ayudara a encontrarla... pero no parecía oírme; solo continuaba alejándose. Ya no tenía fuerzas... Caí rendida al suelo.
Desperté. Enfoque mi mirada a lo que tenía delante de mí. Era el techo húmedo de mi celda y mientras las lágrimas mojaban mi rostro la realidad de mi vida volvió a mí como un golpe seco. Mama no está. Nunca iba a poder escuchar mi nombre de sus labios.
Sola. Sola para aguantar los golpes. Sola con el dolor. Sola en la oscuridad de la noche. Sola en la intranquilidad del día. Siempre sola estaré yo.
Intente moverme pero estaba entumecida por el dolor. Mis brazos cubiertos de moretones y viejas heridas cuelgan sobre mi cabeza, contenidos, dos gruesas cadenas los mantienen anclados al hormigón de la pared. Mis muñecas queman por tener que sostener todo mi peso, que aunque no es mucho sí que es suficiente para que mis articulaciones ya no puedan soportar la postura por más tiempo.
Reuniendo fuerzas me pongo de pie a medias, lo suficiente para aliviar la carga de mis brazos y así descansarlos un poco. Como medida de supervivencia empiezo a agudizar mis sentidos, tratando de captar hasta el más mínimo detalle del entorno. No percibo nada significativo, sospechando que es de noche, me permito bajar un poco mi vigilia y relajar mis músculos. Mientras repasó en mi cabeza lo último que paso antes de mi inconsciencia me doy cuenta de que estuve fuera de combate varias horas, antes podía ver el sol donde ahora solo hay estrellas.
Verifico las marcas de agujas de la parte interior de mi antebrazo. Ya no sangran pero si habían aparecido moretones por todo el contorno, otra prueba del paso del tiempo entre mis lapsus de inconsciencia. Creo estar se está acercando a estar al borde del colapso, cada célula de mi cuerpo está cansada y solo quiero a dormir por un día completo, pero no cedo al sueño persistente. Parecer débil acá es una marca de condena.
Me apoyo en contra de la pared y con esfuerzo deslizo mis manos de las cadenas y camino a mi lugar favorito de la habitación. En la sección del techo continua en donde están las cadenas sufrió, en algún momento, una grieta que progresivamente se fue engrosando, no demasiado, pero si lo suficiente para que se logre ver, con algo de esfuerzo, el cielo nocturno.
Es mi momento de desconexión. Tranquiliza mi alma mirar por ahí y distinguir los diminutos punto de luz que existen y viajan ahí arriba.
Otras veces sueño que yo misma soy una de esas luces... y me elevo de este lugar. Voy a lo profundo de ese mar azul oscuro donde el dolor no puede alcanzarme para brillar con mi mayor esplendor junto con mis hermanas, iluminando así la tierra debajo de mis pies. Eso me ayuda, me libera. Y así, perdida entre estrellas y en la libertad que con tanta añoranza deseo... caí dormida en el mugriento suelo de mi celda. Creyendo firmemente en aquel mundo auto-creado... un mundo que por mucho que deseara... No era real.
– ¡Despierta animal! –
Los escucho pero no quiero que me atrapen. No de nuevo. Así que huyo, me escapo de ellos...
– ¡Niña mugrosa ya levántate! –
Cambio la dirección de mi carrera, tratando de retrasar lo inevitable... de pronto un peso helado me cubre de pies a cabeza. Me congela. Me vuelve lenta. Me paraliza los músculos hasta ya no poder moverme. Mis extremidades pesadas por el despiadado frió. Mi piel transformada en hielo. Mi huesos en cristal... Pierdo el equilibrio cuando un nuevo llamado me sorprende y entonces caigo... caigo y me rompo como el ser débil que soy.
Desperté con un brinco. Tres técnicos me miraban con rabia del lado opuesto de las rejas y entonces lo entendí todo. Lo saben. Saben que me puedo escaparme de las restricciones. Me había quedado dormida y no me había colocado las esposas de nuevo antes que ellos llegaran para la revisión diaria. El terror me recorre todo el cuerpo... Ya puedo sentir el dolor... Este día va a terminar muy mal...
– ¿Así que te consideras privilegiada y que puedes quitarte las cadenas cuando se te de la maldita gana? – en los ojos del técnico Perkins solo existía el odio. De pronto sonrió sádicamente causándome un escalofrió que subió desde las puntas de mis pies hasta la cima de mi cabello.
– Vas a aprender a comportarte como una señorita obediente. ¡JOSEPH! Saca a esa pulgosa de la celda ahora – El terror aumento de forma exorbitante y aunque quise ser racional sabía que si luchaba todo iba a ser peor. Mi instinto de supervivencia se hizo cargo y me puse de cuclillas con mis manos en garras apoyadas firmemente en el suelo y les gruñí con fuerza mostrando mis fuertes incisivos con la esperanza de hacerlos retroceder.
En el preciso momento en que la puerta de mi cárcel se abrió por completo y Joseph entro en mi campo de visión supe que mis posibilidades de ganas esta batalla eran nulas... En su mano derecha tenía un taser cargado apuntando en mi dirección y su mano izquierda unas cuerdas. Intente pelear. Realmente lo intente pero mis fuerzas no eran nada comparadas con las de él. En un abrir y cerrar de ojos ya me tenía inmovilizada en suelo. Procedió a arrastrarme por el piso llevándome hacia la "Habitación de Paredes Oscuras"... donde las atrocidades que ni siquiera soportarías nombrar se realizan.
...Cuando tu destino es esa habitación nunca sabes si vas a volver a salir...
Si una sola persona, a la redonda, hubiera estado merodeando... habría podido escuchar unos desgarradores gritos provenientes de aquel viejo depósito abandonado.
El Infierno en Tierra está activo.
¡ ✨ Buen Día Estrellitas ✨ !
Aquí su servidora reportándose. ¿Alguien mas a comenzado a escribir por culpa del aburrimiento o solo yo? Como sea. Soy muy nueva en esto así que si me equivoco, tenganme paciencia.
¡Espero que la historia les guste! Nos vemos entre las constelaciones. ✨
Hasta más tarde: Su Estrella Mayor ☀️
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Orión
FanfictionElla creció entre sombras. Desde que nació le fue arrebatada toda clase de felicidad. Una niña abandonada por la suerte que desea que la rescaten de su pesadilla. Cuando un caballero con armadura irrumpe en su prisión dispuesto a salvarla ella no sa...