CAPITULO XXI

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Split

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Split

Paso un tiempo desde que se cortó la llamada hasta que acomode mis pensamientos lo suficiente como para abordar el tema que tenía encima. No lo niego, estoy bastante nervioso. Todavía me cuesta a veces saber cómo manejar las conversaciones con ella. Intento decirme siempre que siga mis instintos, que es mi cachorra y que en el fondo se cómo tratarla... pero estoy tan acostumbrado a mantener a todos fuera que a veces me da miedo hacer o decir algo de la manera incorrecta.

Solté un suspiro y fui a sentarme junto con ella aprovechando que el programa estaba en comerciales – ¿Cachorra? Necesitamos hablar un poco sobre algo. – Empecé con una sonrisa para que no pensara que era algo malo.

Traspaso su atención de la televisión a mí y me sonrió mientras me miraba con ojitos curiosos – ¿Sobre qué es Split?

..."Split"...

Me pregunto ¿En algún punto me llamara Papá? ¿Sabrá siquiera lo que es un Padre?

Sacudí ligeramente la cabeza para despejarla y me centre en lo que debía contarle – Bien peque... resulta que hace nada me llamo la Doctora Trisha ¿La recuerdas? ¿Si? Bueno, la cosa es que ella me pidió que te llevara al Centro medico dentro de unas horas porque necesitan hacer algo para evitar que te pongas mal en un futuro. Para que no enfermes... – Y ahora la bomba – Ori... ¿Sabes lo que son las vacunas? – Lo dije con cautela... Por favor no me temas... por favor no me temas.

Lo vi en seguida. Vi como el miedo se arremolinaba en sus ojitos marrones, como de pronto parecía lejana. Atrapada en un recuerdo. Y... O NO... su cuerpo empezó a temblar. Lagrimas se deslizaron por sus mejillas y un fuerte sollozo se escapó de su garganta. Salte de la silla y la alce en mis brazos. Nos dirigí al sofá y la acurruque contra mi cuerpo. Empecé a hablarle, su dolor me estaba destrozando. El miedo... podía oler su miedo. Era amargo. Era agrio. Era algo a lo que definitivamente mi pequeña no debería estar oliendo.

– Mi niña estas bien. Mi niña estas a salvo. Por favor no llores, por favor no tengas miedo amor. Cachorra... Cachorra estás conmigo ¿Si? Estas a salvo. Yo te protejo mi amor. Ori no temas. Bebe... mi cachorra... escúchame por favor. – Mi mano hacia círculos sobre su espalda mientas la mecía contra mi cuerpo. Podía sentir como sus lágrimas mojaban mi camisa y me dolía demasiado no poder tranquilizarla. Una bebe como ella no debería tener tales miedos...

Después de unos minutos pude sentir como su llanto pasó a ser casi cero. Bese su cabeza y acaricie su pelo con ternura. Todo esto era tan natural... que aunque sé que ella no nació de mí... no puedo negar ni por un momento el hecho de que es mi cachorra. No existe nada en el universo que me pudiera convencer de lo contrario. Ambos nos elegimos. Estábamos solos hasta que nos encontramos. Ambos nos pertenecemos el uno al otro... Somos padre e hija.

De apoco levanto su carita hacia mí y con delicadeza fui limpiando sus lágrimas. No hable. Deje que las cosas fueran a su ritmo. Ya sea si quisiera hablarme como si no. Yo ya había echo suficiente por ahora. No iba a empeorar aún más sus nervios instándola a seguir conversando cuando se notaba que no estaba lista. Mientras esperaba con paciencia seguí trazando pequeño círculos con mis manos, por momentos la abrazaba y le tarareaba palabras tranquilizadoras para luego pasar una mano por su cabello con la esperanza que eso le trasmitiera tranquilidad.

OriónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora