CAPITULO V

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S-001

Estoy envuelta en una oscuridad absoluta. – Tal vez morí... – pensé – ¿Al fin tendré paz? – me pregunte. De pronto escuche gritos y me gire hacia ellos. Se escuchaban a la lejanía, no entendía nada. Estaba muy confundida, esto no debería ser así. Siempre me imagine que cuando por fin moriría iría a un lugar lleno de luz y sin gritos, solo tranquilidad. – Tal vez no merezca la luz– Ruidos otra vez. Cercanos, muy cercanos. – No sé qué pasa... pero ya no quiero volver. No tengo fuerza para eso – Me dije a mi misma, me gire hacia la oscuridad y empecé a alejarme de aquellos sonidos. Camine separándome de todo. Ya nada me importaba, solo sabía una cosa; ya no iba a volver a aquel lugar. Me negaba volver a sentir ese nivel de dolor otra vez. Entonces la escuche. Mama. Me estaba llamando. – Mi niña... Mi pequeña... – No pude distinguir de donde venía su voz – ¿¡Mama!? – Dije con lágrimas en mis ojos – Por favor. Déjame ir contigo y con papa –Miraba hacia todos lados intentando encontrarla. Estaba desesperada. Solo quería que me abrasara –...No puedo mi niña... Tu no perteneces aquí, aun no es tu hora... – Su voz se escuchaba tranquila. Empecé a correr hacia todas direcciones. Un mar de lágrimas corría por mis mejillas – ...Debes volver... – Me dijo – No quiero. Ellos me hacen daño. Mama por favor –caí al suelo desecha –Ya no más dolor. No me obligues a volver. Te necesito, déjame encontrarte – Abrase mi cuerpo frio. ¿Porque me esta estaba haciendo esto? ¿Por qué no me quiere con ella? – ¿Acaso no me amas? – Pregunte en agonía. Temiendo la respuesta cerré mis ojos – ...Tú fuiste mi única razón de existencia por meses... Eras mi mundo... Hasta que me lo arrebataron... – En su voz se escuchaba el dolor – ..Luche por ti. Pero me vencieron... Tu padre lucho por nosotras... Pero también callaron su voz... Ahora es tu oportunidad... – Sentí su presencia, pero mantuve mis ojos cerrados. Me concentre en sus palabras. – ...Eres más fuerte que ellos bebe... No dejes que te derroten, Sé que estas cansada pero ya falta poco... Todo va a terminar pronto... – Un reconfortarle calor me invadió y todo empezó a oler dulce – ...Estamos contigo... Nunca te dejaremos sola... – me susurro – ¿Qué debo hacer? – Pregunte, aunque ya sabía su respuesta – ...Regresa... Y haz ruido, ellos te sacaran de ahí... –Abrí mis ojos y la busque con la mirada. – ¿Quién está? ¿Mama? Espera ¿Quiénes son ellos? – No comprendía de lo que hablaba – ...Date prisa mi niña... o se irán... –No sé qué está pasando, pero mi corazón sabía que debía hacerle caso. Mama nunca mentía. Me levante camine unos pasos. Pero me frene y me gire hacia donde la voz de mama se escuchaba – ¿Mama? Te amo – Sin esperar respuesta me volví a girar y camine hacia los sonidos, directo a la realidad.


Dolor. Nada más existía en mi mente. Solo había dolor. Mis ojos estaban tan pesados que paso una eternidad hasta que logre abrirlos. Apenas podía tomar aire porque incluso respirar dolía. Los recuerdos de lo que paso en esa habitación volvieron a mi mente, podía escuchar sus risas  mientras yo les suplicaba. Recuerdo como mi cuerpo quemaba a causa del veneno que habían colocado en mis venas. Recuerdo haber deseado morir, incluso se los pedí. Ellos nunca permitirían que eso pasara. – Vales mucho –  me dijeron antes de alejarse. De pronto los escuche. Voces, arriba de mi cabeza. "Regresa. Y haz ruido, ellos te sacaran de ahí"  Las palabras de mama resonaron en mi cabeza. No sé quiénes son... pero mama no mentiría. Con determinación y aunque cada movimiento fuera una tortura agarre la pesada cadena que aprisionaba mi brazo y la golpe con toda la fuerza que tenía contra los caños expuestos la tubería. El sonido no fue tan fuerte como deseaba, pero debía ser suficiente. Lo repetí tantas veces como pude pero todo se volvió muy raro cuando un extraño olor llego a mis fosas nasales. Todo se volvió confuso, cada vez el aire era más pesado y ese olor estaba por todos lados. Mis movimientos se volvieron erráticos. Me costaba respirar correctamente. Una pesadez se apropió de mí. Ya no podía mover mis brazos. Solo tenía sueño, mucho, mucho sueño. Creí escuchar voces cercanas a mí pero ya era tarde mis ojos se cerraron.

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