Capítulo 33

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Cap. 33

Después del desayuno finalmente llegamos al hotel, es bastante glamuroso. Tiene alrededor de unos ciento veinte pisos, forrado de grandes ventanales parece de cristal.

— ¿Te ayudo? —Le pregunto a Maya cuando la veo luchar para sacar su bolsa del fondo de la cajuela—

Ella ríe. —Tranquilo, novato. Estamos en el siglo XXI, en esta era las mujeres se ensucian las manos tanto como los hombres. —Me mira de arriba abajo—No necesito ser salvada.

—Eso lo sé, pero una mano del sexo masculino nunca está de más. —Y el que termina sacando la bolsa soy yo—

—Gracias de todas formas, aunque no te lo pedí.

—De todas formas iba hacerlo. —Ella muerde su labio e intenta hacerse una cortina con su cabello—Deberías bajarle a tu orgullo, fiera.

—Y tú deberías de bajarle a tu arrogancia, novato.

La sonrisa de mantiene en mi rostro cuando la veo entrar al hotel, sus curvas son tan notorias en ese pantalón ajustado negro. Camino detrás de ella y entramos al lobby, el hotel es tan glamuroso por dentro como lo es por fuera, el piso se distribuía en cuadros de color negro y blanco, las paredes de color crema hacen ver el lugar elegante y los sillones en cada sala de estar son de color vinotinto y marrón. En medio del vestíbulo hay una estatua de un pavorreal con su cola extendida, simplemente bellísimo.

—El lugar es hermoso. —Dice Maya, observando el gran candelabro de cristal que hay sobre nosotros—

—Ya lo creo.

Nos dirigimos a la recepción y escanean nuestra tarjeta de acceso.

—Que tenga un buen día. —Dice la recepcionista antes de entregarle la tarjeta a Maya—

Subimos al elevador y es más grande que una habitación ordinaria, decorado de color caoba.

—Tu padre dijo que teníamos nuestra suit. —Digo—

—Así es. —Musita—Ellos están dos pisos más debajo de la suit.

El elevador llega a nuestro piso y un largo pasillo con decoración dorada nos dirige a la puerta de color blanco en donde los hospedaremos.

Maya escanea la tarjeta y la puerta automáticamente se abre, lo primero que vemos es una pequeña sala de estar, hay alrededor de tres balcones que se dividían entre la sala, el comedor y la habitación principal, una cocina y al final de todo se ve la cama. La decoración era entre negro, gris y blanco, sumamente elegante.

—Esto es...increíble. —Admito mirando la vista—

—Sí, mi padre se lucio. —Maya observa un jarrón con rosas en el mesón—

— ¿Sabes que no tenemos que dormir juntos si no quieres, cierto?

Ella gira sobre sus talones y me observa.

—Ah. —Dice solamente, acomoda su chaqueta cubriendo su abdomen—No había pensado en eso, en realidad. Hay cosas más importantes.

—Sí. —Concuerdo—Arreglaré las maletas.

(...)

Ya al medio día, las maletas están desempacadas y el servicio a la habitación llega a la puerta. Nos sirven una variedad de comidas, ensaladas, langosta, bistecs, carnes y arroz.

—Esto está delicioso. —Maya enrolla su pasta con salsa blanca en su tenedor—

—Tienes algo aquí. —Señalo su barbilla—

EL APRENDIZ © || Libro 1 || #WATTYS2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora