Capítulo 3

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—Tienen que repasar un poco más esa parte chicos, hagámoslo de nuevo.

Llevaban un buen rato ensayando en el gimnasio junto a la mayor, quien ya se comenzaba a desesperar por la tensión entre ambos chicos, quienes decían cada palabra de manera filosa, probablemente como una amenaza.

—Llámame amor y volveré a bautizarme: desde hoy nunca más seré Romeo — dijo monótono y seco, mirando al menor con el ceño y nariz levemente fruncida.

En vez de enamorado parecía un perro rabioso.

Las cosas no funcionaban bien y tampoco parecía que ellos quisieran que fuese así. Mientras que Mark actuaba terrible, Donghyuck estaba en todo momento a la defensiva.

—Mark y Donghyuck — la chica los miró con una mirada de súplica — Por favor, intenten ser más naturales al actuar, se supone que se aman, no que se quieren matar.

Taeil, quién estaba esperando a que terminen de sermonear al rubio, se puso a reír, porque al final igual se matan, solo que no venía al caso gastar su valioso tiempo en contarles un buen chiste a gente que no lo entendería.

—Está bien, intentaré mejorar.

—Podrían intentar practicar fuera de clase, así se irían familiarizando un poco — sugirió pensativa — Además, no olviden que esto lleva una nota, no — corrigió — perdón, lleva tres notas.

—¿Tres? — esta vez la voz del Donghyuck se hizo notar, moviendo su cabeza a un costado mientras ponía sus labios en forma de "o". Quedó estático y sintió sus neuronas tratar de procesarlo correctamente.

—Artes, literatura e historia, que realmente no se muy bien por qué esta última, pero siguen siendo tres notas — dijo Seulgi, encogiéndose de hombros y sin mucho interés.

—Supongo que es por la época, porque eso fue en la edad media — acotó Taeil, quien fue observado con extrañeza por los chicos y chicas presentes, pero solo asintieron en señal de apoyo a lo nombrado por el castaño.

Finalmente Seulgi se despidió de ambos, pero cuando el menor estaba dispuesto a irse, Mark tomó su brazo, haciendo que pare en seguida por el susto.

—Tu número.

—¿Mi número qué? — el pelirrojo preguntó, sin amabilidad alguna en su comentario. Mark comenzaba a preguntarse si Donghyuck tenía otro tono de voz más que el que siempre usaba con el, seco y acompañado de cejas levantadas.

Ya el ambiente era tenso cuando actuaban, aún más lo era ahora. Quería evitar toda cercanía con él, porque, sinceramente, prefería ahorrarse malos ratos y salir lo antes posible del lugar.

—Para juntarnos a practicar.

—Oh, cierto — relajó su mirada, pensando en si sería correcto juntarse a practicar, pero realmente le importaban sus notas y no quería sacar una calificación indecente solo por no poder separar un trabajo de sus ganas de agarrarlo a golpes — Toma.

Mark tomó el celular y guardó su número, dejando también una llamada perdida para luego guardar el número del menor.

—Listo, ¿puedes el viernes a las cuatro? — el moreno lo pensó unos segundos antes de responder.

—Sí, ¿pero dónde nos juntamos?.

—Puede ser en mi casa — propuso, recordando que vivía cerca y probablemente era mejor opción a caminar demasiado.

—Oh, está bien.

Así ambos se despidieron, sin antes darse cuenta que Mark aún tenía cogido del brazo del menor.

Casillero | Markhyuck Donde viven las historias. Descúbrelo ahora