Capítulo 8

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—¡Ah! — pero su pequeño grito fue interrumpido por unos brazos que lo sostuvieron con fuerza.

Había dado un mal paso y con un poco de suerte logró ser ayudado por alguien que lo sostenía desde la cintura, agarrándolo firmemente para evitar que se caiga y se dé de bruces contra el duro cemento.

Realmente no le extrañó el hecho de casi caerse, pero si que alguien lo ayudara. Quizá el mundo no estaba tan podrido después de todo, al parecer existían seres bondadoso y buenos, además de Johnny claro.

Giró su cabeza para mirar a la persona que lo habría salvado de una muerte segura junto a sus valiosos libros, pero grande fue la sorpresa al encontrarse con cierto rubio de semblante serio, quien por su cabello rubio algo rizado parecía un león.

—Oh, gracias — Donghyuck le sonrió educadamente, volviendo sus ojos más pequeños y dando aparición a sus pequeñas bolsitas.

—Por nada Donghyuck, ¿qué hacías aquí? — el menor lo miró sorprendido.

Estaban iniciando una conversación, su voz sonaba de manera pacífica, aunque sin expresión alguna, y no mostraba señales de andar con un humor de mierda como solía tener.

Estaba a punto de entregarle un termómetro en caso de tener fiebre.

—Mi madre me mandó a tomar aire y aproveché de comprarme unos libros, me serán útil por un buen tiempo.

—Que bien, ¿ibas a entrar a comer aquí? — la mente del pelirrojo seguía confusa.

Las cosas andaban muy tranquilas, entonces le parecía extraño, demasiado extraño que hasta le preguntó que andaba haciendo por ahí.

Sospechoso y poco confiable.

Probablemente, sinónimo de peligro.

Pero tampoco quería pensar que el rubio era alguien malo o algo por el estilo. Sí, quizá era medio rarito con sus cambios de genio, pero por lo demás agradecía no tener que lidiar con un compañero desagradable al tener un trabajo que llevase una nota.

—Sí, iba a entrar a comer algo, ¿tú que hacías? — Hyuck comenzaba a dudar hasta de sí mismo. Sus conversaciones con más personas solían ser las típicas, con bromas y tonterías que uno decía de manera agradable, pero no tener una que sea similar a la que tenían los textos de estudio escolar que ponían en los institutos.

"Hola Sofía, me llamo Juan, ¿cómo estás? ".

¿Quién mierda andaba preguntando esas cosas?

A su parecer, la gente solía decir cosas como "bro" o agarrarse a golpes amistosos al saludarse. Nunca pensó que las clases de literatura de cuando era a penas una criatura le servirían.

—Oh, vine con Taeil a comprar unas cuerda nuevas para guitarra, pero me dió hambre y quise aprovechar de comer algo.

—Oh, sí, hace unos minutos pasé saludar a Taeil, estaba afuera del baño y aprovechamos de hablar por un rato — el menor sonrió, pero Mark solo frunció el ceño, recordando las palabras de hace unos días acerca del pelirrojo.

—Sí, me estaba esperando a mi para despedirse — el contrario solo lo miró con una leve expresión de sorpresa — Creo que tenía que ayudar a su madre en algo en su casa.

Esta vez, el rubio se vió más relajado, sin fruncir sus cejas y sin mirar con cara de ogro.

Ambos se miraron sonrientes, hasta que Hyuck intentó romper el extraño ambiente tenso y rarito que se había formado entre ellos, pues aún quedaba el gran detalle de que Mark seguía sosteniendo a Donghyuck con sus brazos.

Casillero | Markhyuck Donde viven las historias. Descúbrelo ahora