Capítulo 24

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Hoy era el día de probar los trajes, el no muy deseado día de Donghyuck, quien se encontraba en el patio trasero de la escuela jugando un juego de una "masita rosada" como solía llamarle Taeil las veces que lo había visto jugando con una consola.

—Maldita sea, ¡perdí! — gruñó el rubio, quien también jugaba, pero a un costado de Donghyuck.

—¿Como puede haber alguien que sea tan malo jugando? — dijo a la vez que miraba con burla al contrario — Deberías rendirte, porque en unos minutos más nos toca ir al gimnasio a ensayar, señor ogro.

El mayor asintió, sintiendo como su cabeza era acomodada en las piernas de Donghyuck, el cual le hacía cariño en sus cabellos despeinados y brillantes.

El pelirrojo miró el cielo y suspiró, volvió su vista al rostro del rubio, quien estaba observando atentamente cada movimiento del menor.

—Eres lindo Donghyuck, eres muy lindo.

—Tu también lo eres, ogro Mark, eres un ogro muy atractivo.

No alcanzó ni a a reír, porque prontamente fue lanzado al pasto, sufriendo un ataque de cosquillas de parte de Mark.

En algún momento, Donghyuck se pudo liberar de Mark, girándose y poniendo esta vez a Mark abajo.

—Mark tonto, para o te acuso con mi hyung, que te va a moler a golpes y solo quedará papilla de ogro Mark — dijo haciendo un leve puchero, que al rubio le dieron ganas hasta de morderlo y aplastar sus mejillas.

—¿Ah sí?

De la nada, el rubio dio vuelta de manera brusca al menor dejándolo abajo nuevamente y sosteniendo sus manos alzadas en el pasto.

—No creo que vaya a ser posible, señor oso.

—Yo no soy un oso, ¿me estás diciendo gordo? — preguntó el menor con una mirada de indignación fingida y sus labios levemente abiertos.

Mark rodó los ojos y prontamente respondió:

—No lo eres, e incluso si fueras gordo, serias el osito más lindo del universo, no manipules mis palabras, oso.

Donghyuck sonrió feliz, volviendo sus ojitos pequeños y abultando sus mejillas.

Repentinamente, Mark se acercó y dejó un cálido beso en su frente. Los ojos de Donghyuck se abrieron como platos y sus mejillas tomaron un color carmesí de manera veloz.

—A mis ojos, siempre serás el chico más lindo, porque lo eres Lee Donghyuck.

Esas pocas palabras lograron hacer miles de sentimientos en el estómago de Donghyuck.

Si los animales se estaban extinguiendo, entonces él era la solución, porque sentía todo el Amazonas y Africa en su interior. Desde ganas de vomitar, hasta como estaba flotando por las nubes con cada linda palabra que salía de la boca del canadiense.

Mark lo miró con un semblante serio, pero fue remplazado abruptamente por una sonrisa, para posteriormente, llenar el rostro del menor de besos, llendo desde sus mejillas, hasta su esponjoso cabello, para finalmente parar en su preciosa naricita respingada.

—Nunca olvides que eres lindo, Lee Donghyuck, porque ahí si que vas a tener que aguantar una charla de tres horas de regalo de tu adorado Johnny hyung y de pasada una mía — dijo Mark a la vez que fruncía su ceño.

Donghyuck lo miró horrorizado, pues si bien, Johnny era alguien bastante flexible, sus charlas, regaños y sermones, nunca de los nunca había durado menos de dos horas.

Repentinamente sonó el timbre, dando la indicación de que comenzaban las actividades académicas, que en el caso de ambos chicos, significaba la obra.

Casillero | Markhyuck Donde viven las historias. Descúbrelo ahora