Capítulo 22

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Ambos comían los helados tranquilos, mirando el parque como si fuera la más interesante del mundo, pero por un lado, Mark estaba pensando como podría entablar una conversación con Donghyuck, el cual estaba más concentrado en ver como la paloma que estaba tranquilamente posada en la fuente, trataba con mucho esfuerzo el alcanzar aquél trozo de papel que había, pero al ser una paloma bastante vaga y poco eficiente, el pequeño animal se quedaba desde su lugar y estiraba lo más posible su cuello, esperando que eso sirviera de algo.

—El clima está soleado, me agrada — dijo tímidamente el rubio, esperando obtener, aunque sea, un poquito de la atención del menor, pero solo asintió, sin ni si quiera girar su cabeza.

Miró sus zapatos e intentó pensar en más temas de conversación, pero al parecer, sus neuronas se habían quemado al igual que su rubio pelo, para nada natural.

—Estoy aburrido, ¿quieres jugar?

La pregunta tomó de sorpresa a Mark, quien asintió levemente, algo confundido.

—Vale, como tienes cara de no entender a que mierda me refiero, pues te explico — se levantó de la banca y tomó la pálida mano de Mark, sintiendo éste una pequeña corriente recorrer su cuerpo.

Tan solo un toque, podía hacerlo sentir cálido y confortable.

Supuso que, quizás, estar enamorado era realmente genial, pero únicamente cuando era mutuo, claro.

Donghyuck empujó levemente a Mark, dejándolo sentado en el asiento de uno de los columpios.

—El que llega más alto, gana — dijo tomando asiento en el columpio adyacente.

—¿Y cuál es el premio? — preguntó Mark, atento a cada movimiento del menor.

—¿Acaso con mi compañía no te basta? — dijo el pelirrojo de manera juguetona, alzando una de sus cejas en dirección a Mark.

—Claro que sí, con solo verte es suficiente para mí — las honestas palabras del rubio tomaron desprevenido al contrario, quien miró levemente feliz con sus risueños ojos — Creo que incluso con solo verte sonreír estoy bien. Eres lindo Hyuck.

Donghyuck lo miró asombrado, sintiendo como sus mejillas se comenzaban a calentar, pero a diferencia de él, Mark recién se había dado cuenta de lo que había dicho. En este momento, se estaba reprochado mil veces por ser tan osado.

—Mark tonto, pero tonto y tierno — dijo el menor, sonriendo y desviando su mirada, tomándole atención al paisaje que se presentaba frente a sus ojos. El clima realmente estaba agradable, más aún si eso incluía a Mark.

Ambos conectaron miradas, sonriendo felices y cálidos. El sol iluminaba sus rostros con su característico tono naranjo de los atardeceres. Ambos chicos estaban felices, sin ninguna molestia a su alrededor.

Parecía que solo ellos existían.

De la nada, Donghyuck comenzó a balancearse en el columpio, tomando las cadenas a los costados con sus manos. Mark no se quedó atrás, intentando hacerlo a la misma velocidad que él; finalmente, llegó un punto en donde se habían puesto excesivamente competitivos y su amistad y romance habían quedado en el olvido. Mark intentaba superar de todas las formas posibles a Donghyuck, pero el menor cada vez estaba más alto, llegando un punto en que Mark se intentó adelantar de manera abrupta, la cual solo acabó en un enredo de cadenas y el columpio, que se terminó enredando y mandando a volar al rubio directo al césped.

También acabó en mucho vómito de parte del canadiense.

—¡Mark! — el pelirrojo bajó veloz del columpio (que seguía en movimiento) para tratar de ayudarlo, pero sin darse cuenta, un trozo de madera chocó contra su cabeza y acabó cayendo de cara al césped.

Casillero | Markhyuck Donde viven las historias. Descúbrelo ahora