Desperté tirada en una celda oscura, con las manos atadas nuevamente, sin embargo, esta vez estaban en un nudo detrás de mi espalda. Haniel estaba con los ojos cerrados, sentada en una esquina del lugar, también con las manos aseguradas.
Tenía la cabeza a punto de explotar. Me senté en el suelo, y mire a mí alrededor y la única luz que veía, era una pequeña antorcha que provenía del pasillo. No era una celda grande.
— ¿Eras muy cercana a ella? —La voz de Haniel se escuchó muy despacio. Como un susurro o una canción de cuna.
Me acerqué a ella, no quería sentirme sola.
— ¿Te refieres a Anette? —Ella asintió —La conocía antes de caer en el mundo angelical. Era como una hermana adoptiva de una mujer que hacia las malteadas de piña colada más ricas del mundo —Sonreí cerrando los ojos. Disfrutando del recuerdo de aquellos momentos.
—Lo siento —Haniel me miró con una verdadera tristeza en los ojos.
La observé cuestionado lo que dijo.
—Cuando te preguntaron sobre ella, dijiste que "fue" una gran amiga.
—Ah sí, ella murió... hace algún tiempo ya —Mi cabeza dio unas pequeñas vueltas, y sentí un dolor punzante en el pecho. La extrañaba.
Hubo un largo silencio, hasta que le pregunté.
— ¿Crees que podamos hacerlo? Es decir, ¿vencer a ese hombre? Me dio terror solamente verlo, ¿Cómo es que vamos a pelear contra él?
—Sí, creo que es posible, he visto a muchos hacer cosas grandes con solo fe —Me miró a los ojos fijamente, quizás esperando que esa fe se instalase en mí. La verdad, sentía que era complicado.
Si peleábamos con él, no tendríamos oportunidad.
Escuchamos pasos en el corredor. A medida que iban avanzando, se hacía más fuertes y lentos. Cualquier cosa que fuera, venía hacia nosotras. Nos miramos y por un instante vi el miedo en sus ojos. Sus manos temblaban, pero mantenía una imagen seria, que demostraba valentía y determinación. La admiraba.
Un rostro hermoso apareció por un costado. Sus alas lo delataron. Era Acatriel.
— ¿Qué haces? ¿Nos van a matar? —Lo miré rogando, pidiendo por nuestras vidas, asustada, horrorizada y temerosa. Todo lo contrario a Haniel. Nadie creería que reencarne de ella. Sin embargo, todo lo que atinó a decir el ángel fue un simple: No.
— ¿Qué harán? —Hubo un titubeo en la voz de Haniel — ¡¿Qué pasa?!
Rápidamente el chico le tapó la boca e hizo un gesto con su dedo, para que nos calláramos.
—Tenemos que ser muy cuidadosos... les vamos a ayudar —Mi impresión se convirtió en duda y luego a risa. No dije nada, pero Haniel se revolcó de su lado y le dijo:
—Te estás burlando de nosotras... Eres un asco —El rostro de la chica a mi lado demostraba odio. Me preguntaba cómo alguien que parecía de sus 14 años, podía lograr eso. Mientras tanto, yo luchaba por no llorar completamente, pues estaba a punto.
El chico suspiró, sin embargo, se mantuvo quieto un buen rato. Luego se acercó a mí. Automáticamente, di un paso atrás.
—Lily, tienes que creerme —Su mirada mostraba arrepentimiento —Escuche una conversación que no debía, pero descubrí que Lucifer y los demonios si invadieron el limbo en el inicio de los tiempos. Lamento no haberles hecho caso. Pero me di cuenta, que ese ángel es... horrible.
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Un Ángel Sagrado © (LIBRO 3)
FantasíaLily despierta en prado totalmente nuevo, donde ya no existe el limbo, y las montañas estaban más cerca que nunca. Pero su sufrimiento va en torno a su soledad, todos fueron liberados, por lo menos eso calmaba su dolor, además sus alas se habían tra...