Por un instante, sentí que teníamos la oportunidad de defender al mundo. Pero no duró mucho, puesto que me cuestioné si la humanidad merecía ser salvada de encontrarse con una bestia apocalíptica, que seguramente destruiría cualquier raza viviente.
Es que... ¿Por qué salvar a una humanidad tan soberbia, tan arrogante, que vela por su seguridad sin importar la del prójimo? Quizás sería mejor desaparecer de la faz de la tierra. Pero luego pensé en los inocentes, entre ellos, los niños, los animales, y en algunos casos, los ancianos. ¿No se merecían acaso, una pequeña pisca de luz? ¿Qué los salvara de perderse en ese abismo de egoísmo?
Finalmente, no le pude dar una respuesta a mi duda. Si lograba salvar algo, sería por mi familia. ¿Sería eso egoísta también? Es una pena que lo único humano en mí, sea eso.
— ¿En qué piensan? —Manny me tenía abrazada de la cintura, mientras estábamos sentado en el borde del edificio. Él estaba detrás de mí, por lo que sentía sus besos en mi cuello. No me había dado cuenta de lo mucho que lo necesitaba conmigo. Y ahora estaba ahí.
—En ti, por supuesto —Ladeé un poco mi cabeza para besar sus labios. Tan suaves y calientes, que me hicieron sentir viva otra vez. No paso mucho, para que cada caricia llevara a otra cosa, y luego a otra. A cada vibración, espasmo o gemido, sus ojos se enfocaban en los míos, demostrándome que la necesidad de tenerlo cerca, no la sentía solo yo. Al rato, nos dormimos mirando las estrellas de un cielo nocturno, que casualmente, interactuaba con otro cielo que aparecía y desaparecía. Un cambio, que al parecer Manny no percibía.
Hasta que pareció no cambiar más.
Al día siguiente, mientras todos los demás conversaban sobre nuestro siguiente movimiento. Yo jugaba con Rubí, quien sonreía y gritaba, lo cual era contagioso. De lejos, sentí la presencia de Emma observándonos. Me acerqué con la bebé en brazos.
—Gracias por ayudarnos —Le sonreí.
—No podía no hacer nada. Nunca pensé que Rubí tuviera ese enlace con lo sobrenatural —Sus ojos se entornaron recordando algo —Ni siquiera se puede descubrir de que parte viene.
Sabía qué hacía referencia a sus captores, a quienes la violaron y la golpearon.
—No tienes que pensar en eso, Em —Le toqué su hombro, acompañándola en su tristeza, como siempre hubiera querido hacerlo.
—Si —Dio un suspiro muy largo —Aun hay noches en las que no puedo dormir, pero tener a Rubí me reconforta. Fue una ayuda, desde que desapareciste.
Nos miramos un largo rato, quizás cada una compadeciendo a la otra. En cierto sentido, ambas estábamos vagando en nuestro propio infierno.
—Te fui a ver una vez, pero no podías sentirme.
— ¿De verdad?
—Así es. Te extrañaba, pero no tenía idea de cómo entrar a tu vida, así como ángel, así que no seguí intentando —Mi voz sonó más melancólica de como hubiese querido.
Emma recorrió mis alas muy cuidadosamente con su mirada.
—Un ángel, es asombroso —Me bastó ver sus ojos, para comprender que ella no sabía lo que estábamos sufriendo.
Suspiré pesadamente y respondí.
—No es asombroso, ha sido un suplicio —Rubí pareció entender el dolor, porque de repente me abrazó con sus pequeñas manos y besó mi rostro.
Con Emma nos emocionamos, y nos reímos de alegría ante ese gesto tan puro.
Tiempo después, todos estábamos reunidos en un círculo.
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Un Ángel Sagrado © (LIBRO 3)
FantasíaLily despierta en prado totalmente nuevo, donde ya no existe el limbo, y las montañas estaban más cerca que nunca. Pero su sufrimiento va en torno a su soledad, todos fueron liberados, por lo menos eso calmaba su dolor, además sus alas se habían tra...