Inmortal [Y.M] [✓]

35

Siglos atrás.

Él era un chico muy hermoso no solo físicamente, sino en el interior algo en él lo volvía un guerrero, un luchador pues las marcas en su espalda eran muestra de ello, había un espíritu asesino en él sin necesidad de aprenderlo. Su aroma también mostraba odio, rencor a las personas, al verlo se cautivó de la belleza, probar su cuerpo no bastó lo quería hacer suyo y lo hizo siendo el primero destruyendo no solo la virginidad del pequeño niño sino su inocencia y sus ganas de vivir.

Era único, él era el peón perfecto para su plan, pero no sabía si iba a funcionar pues rara vez los impuros logran convertir a alguien tal vez ese chico tuviera suerte. Cada noche lo iba a ver pagaba por tenerlo y luego se iba, pero su enojo lo invadió al sentir el aroma de más vampiros en el chico pues no solo humanos lo tomaban, costó mucho dinero tenerlo para él, pero lo consiguió.

Ver lo delgado, lo moribundo, lo manipulable que era, tomó la decisión al cumplir los 18 lo haría suyo, mientras lo penetraba sin ninguna pizca de delicadeza mientras miraba como el chico luchaba con sus últimas fuerzas. Lo obligó a beber de su sangre el cual comenzó a matar al chico, él se fue pues al pasar los minutos no reaccionaba él se fue dejando el dinero y no volviendo nunca más al lugar.

Al irse el joven rubio desangrado y con algunos golpes abrió los ojos encontrándose en una cama miró a los doctores los cuales susurraban cosas que no entendía pues él estaba mareado.

—Una infección. —dijo. —pues muchos lo toman y en su posición es lo más acertado.

—Bien. —habló la mujer molesta pues sabía que por él muchos pagan por tenerlo una noche incluso un rey pago por una noche por el joven y ahora moribundo chico.

Él fue llevado lejos pues no quería infectar a sus otros y otras prostitutas él cada vez vomitaba sangre y su cabeza sentía que le iba a explotar. Sentía frío todo daba vueltas la comida la vomitaba hasta que una pulsación lo llamó él vio la mano y se acercó para morderla sentía un sabor extraño quería más su cuerpo daba cosquillas.

Su boca comenzaba a doler sentía algo puntiagudo su sonrisa creció al ver cómo abrían la puerta la única vela que alumbraba su habitación la apagó mientras comenzaba a reírse inocentemente podía sentir el terror en esas personas que la mayoría lo había tocado por diversión. Las personas retrocedieron para salir a la luz y vieron cómo el joven rubio iba saliendo con su boca llena de sangre y una gran sonrisa mientras se relamía sus labios y los miraba.

Las personas al verlo se aterraron ellos le apuntaron con sus armas mientras él solo los miraba comenzaron a dispararle, pero él no se quejó ni siquiera hizo un sonido él sonrió mientras sus colmillos se hacían visibles y comenzó a atacar a las personas de ahí arrancándole las gargantas las cuales morían rápidamente se dirigió donde estaban los demás y los comenzó a asesinar.

Gritos de horror y disparos se escuchaban en ese lugar él se dirigió a la oficina de aquella mujer que odiaba tanto la cual estaba con una escopeta apuntando a la puerta la cual cayó al suelo por la patada del chico, ella al verlo gritó pues ese joven ya no era humano era un monstruo.

—Hola, Seulgi. —dijo mientras la tomaba del cuello. —disfrutaste viendo como me violaban.

Ella no decía nada solo salían lágrimas de sus ojos, Jimin la vio y rio al ver como ella se estaba orinando él la llevó arrastrada, ella gritaba al ver todos los cuerpos llenos de sangre y con la garganta perforada. Él la amarró en el centro del burdel ella solo miraba como él derramaba todo el alcohol en el lugar como encima de ella.

—Por favor no lo hagas. —suplico ella.

—Pedí lo mismo. —sintió como su última lágrima de su humanidad resbalaba por su mejilla. —cuando me encerraste con ese hombre ¿Hiciste caso?

Sin más que decir le dejó caer el fósforo mientras caminaba escuchaba los gritos de la mujer mientras caminaba miró todo lo que había hecho mientras sentía el fuego caminar detrás de él. Al salir miro con una sonrisa como se quemaba el lugar él se dio la vuelta aún faltaban más personas.

—Es momento de una reunión familiar. —dijo mientras se subía a un caballo.