La búsqueda del cliché perfecto (CLICHÉ 1)

Capítulo 19. El esquí no es cuestión baladí

AVISO. La versión que hay en Wattpad es un borrador. Es posible que haya algunas faltas de ortografía o que el estilo no termine de estar pulido. Por favor, tenlo en cuenta a la hora de hacer valoraciones. Si quieres leer la historia corregida y con nuevas escenas te recomiendo leer la versión publicada por la editorial Fandom Books. Puedes conseguirla en librerías o en digital (enlace en mi perfil).

Axel llegó tarde al bus.

Dave lo acosó a preguntas: dónde había ido, por qué había desaparecido, por qué había llegado tarde... Axel trató de contestarlas todas sin dar mucho detalle. Le dijo que, en el último momento, le habían entrado ganas de ir al baño. Su amigo no le creyó, pero no siguió insistiendo y Axel apoyó la cabeza en el frío cristal.

¿Había sido solo su cuerpo el que había reaccionado así?

¿Qué había sentido Key? ¿Se sentía igual que él? ¿Y si no lo hacía? El rubio tenía mucha más experiencia y más donde comparar...

Axel negó con la cabeza y se golpeó con el cristal. Siguió igual de taciturno el resto del camino.

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Tras toda una eternidad, llegaron al hotel, que en realidad se trataba de un viejo edificio de madera oscura que se mantenía en pie por mera fuerza de voluntad.

Uno a uno, los alumnos fueron bajando de los autobuses para hacerse con sus mochilas y equipajes. Mientras tanto, el profesor de matemáticas fue nombrándolos para asegurarse de que estaban todos y así poder asignarles su número de habitación. Les ordenó que se pasaran por recepción para coger sus llaves y les advirtió de que ninguno de los profesores toleraría el mal comportamiento. La mayoría de los adolescentes hizo oídos sordos a sus palabras. Estaban demasiado ocupados gritando o reuniéndose en grupitos.

Cuando los nombraron, Axel y Dave se dirigieron al interior del hotel. Olía a madera de caoba, a brasa y a pino fresco. Axel no pudo evitar arrugar la nariz: odiaba el olor de la naturaleza.

Encontraron a su amiga frente a un gran ventanal con vistas a la pista de esquí.

—Esto es impresionante —les dijo cuando la alcanzaron. Sus ojos parecían brillar ante las montañas nevadas—. Estoy deseando esquiar.

Axel gruñó en desacuerdo, pero Dave sonrió.

—¿Dejamos el equipaje y vamos?

A Axel le sorprendió la amplia sonrisa de su amiga. Soltó el aire que no sabía que estaba conteniendo. Seguro que Dave había ido a hablar con Lissa mientras él dormía en el autobús, o mientras Key y él...

—Os echo una carrera —dijo su amiga, sacándolo de sus pensamientos, y antes de que pudieran decir nada, cogió su mochila y echó a correr escaleras arriba. Como si de un resorte se tratara, Dave y Axel se miraron con desafío y no tardaron en imitarla.

Las risas rebotaron entre las paredes del hotel.

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Las habitaciones de las chicas estaban en la tercera planta y la de los chicos en la cuarta. Tal y como se temió, Dave y él no compartían cuarto. Nunca había odiado tanto la política del instituto de fomentar lazos como cuando tuvo que despedirse de su amigo en el pasillo.

No había rastro de su compañero de habitación, así que Axel aprovechó para pillarse la cama que había junto a la ventana.

Apenas tuvo tiempo de fijarse en la decoración. Se cambió el calzado y comprobó con disgusto que sus nuevas botas de esquí le hacían daño. Al salir rumbo al vestíbulo supo que le harían rozadura.