Capítulo 4. El fracaso

9.7K 906 194
                                    


AVISO. La versión que hay en Wattpad es un borrador. Es posible que haya algunas faltas de ortografía o que el estilo no termine de estar pulido. Por favor, tenlo en cuenta a la hora de hacer valoraciones. Si quieres leer la historia corregida y con nuevas escenas te recomiendo leer la versión publicada por la editorial Fandom Books. Puedes conseguirla en librerías o en digital (enlace en mi perfil).


La cita entre Ben y Johanna no había salido bien.

Lissa le había dicho a Axel que se había enterado por Katty que Johanna estaba otra vez con su ex. Los habían pillado dándose el lote en uno de los pasillos del instituto a primera hora de la mañana.

—No sé qué ha pasado entre Ben y ella —añadió Liss—. Pero Kathy dice que, al parecer, ahora las cosas están tensas. Lo siento mucho, Axel.

Él sí que lo sentía.

¿Qué había podido salir mal? El domingo Ben apenas había pasado tiempo en casa, por lo que Axel no había sospechado nada extraño. De hecho, todo lo contrario. Su hermano había llegado a casa pasada la hora de la cena, y había contestado las preguntas de sus padres de manera esquiva, con esa forma tan inocente que él tenía de mentir y que hacía que todo el mundo lo creyera.

Era la misma actitud que había mostrado en el pasado, cuando había vuelto de sus citas con Jane, su exnovia. De hecho, casi sonreía igual.

Axel había supuesto... Había albergado tantas esperanzas...

Las palabras de Lissa habían sido un gran mazazo.

Era la hora del almuerzo y Axel no había probado bocado, lo cual era un hecho tan insólito como encontrarse a un dinosaurio conduciendo un autobús.

—Jo, lo siento mucho, Axel. —Dave dio unas palmaditas en la espalda de su amigo—. Yo también pensaba que saldría bien.

—No quiero decir que os lo dije, pero... —Lissa guardó silencio y luego suspiró—. No es tan fácil, Axel. Ya sabes, el hacer que dos personas se enamoren.

—Eran compatibles —contestó Dave, como si se tratara de una verdad absoluta—. Había posibilidades.

Lissa negó con la cabeza.

—No se puede forzar. Os lo digo por experiencia propia.

Axel alzó la vista y miró a su amiga con curiosidad.

—¿Qué experiencia? ¿También has tenido un desengaño amoroso?

—¡No! —Lissa enrojeció—. Quiero decir... ¡Ahora no estamos hablando de mí! Y ni siquiera sabemos si lo de Ben y Johanna ha sido un desengaño amoroso.

—¿Quién te gusta? —pregunto Dave, más interesado en las desventuras de Lissa que en el problema de Axel. Al fin y al cabo, tenía cerebro de matemático. Siempre que se encontraba frente a una incógnita sin resolver se lanzaba a ella sin dudar.

—Nadie —contestó ella, pero a Axel no se le pasó por alto que le había retirado la mirada.

Dave no insistió, aunque Axel supo que no pararía hasta averiguar la verdad.

Él también habría dado la tabarra de no estar tan deprimido y de no conocer tan bien a Lissa. Su amiga era incapaz de guardar un secreto tan grande, así que estaba seguro de que tarde o temprano les diría la verdad.

Ahora tenía cosas más importantes en las que pensar.

—Voy a averiguar qué ha pasado —sentenció.

La búsqueda del cliché perfecto (CLICHÉ 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora