Capítulo 26. «Te quiero»

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AVISO. La versión que hay en Wattpad es un borrador. Es posible que haya algunas faltas de ortografía o que el estilo no termine de estar pulido. Por favor, tenlo en cuenta a la hora de hacer valoraciones. Si quieres leer la historia corregida y con nuevas escenas te recomiendo leer la versión publicada por la editorial Fandom Books. Puedes conseguirla en librerías o en digital (enlace en mi perfil).

 

De todas las estancias de la casa, la habitación del rubio era la que más le gustaba porque le parecía un fiel reflejo de la personalidad de su dueño.

Era enorme, aunque no parecía estar tan llena de pretensiones como el resto del apartamento. Los muebles eran simples, de líneas sencillas y de color negro, y las paredes blancas estaban llenas de recuerdos. Posters de atletas en las paredes, fotografías de Key y sus amigos, estanterías plagadas de trofeos, medallas y libros que no se limitaban solamente a aquellas baldas. El guardián entre el centeno y Dune descansaban sobre su mesilla. Axel sabía que el rubio siempre solía leer dos libros al mismo tiempo y se preguntaba cómo podía hacerlo sin liar una trama con la otra. Una guirnalda de luces de neón adosada al cabecero de la cama remataba la decoración.

Pero, sin lugar a dudas, lo que más destacaba de toda la estancia era el gran ventanal con balcón que daba a una de las avenidas principales de la ciudad. A esa hora, en un sábado noche, la calle estaba a rebosar. Cientos de personas se paseaban por las aceras, tomaban algo en las terrazas cerradas de los bares, salían de los teatros y los cines... Había mucho movimiento y bullicio. Y todos eran ajenos a la escena que tenía lugar en las alturas.

A Axel le latía el corazón a gran velocidad. Sentado sobre la cama, no podía apartarle la mirada a Key. La habitación apenas estaba iluminada por la lámpara de la mesilla de noche y las luces de las calles, dándole al ambiente un cariz muy íntimo.

Parado frente a él, el rubio lo miraba con una sonrisa de esas que tanto le gustaban a Axel.

—¿Quieres que me desnude? —le preguntó.

Axel asintió, y tragó saliva cuando Key se llevó las manos hacia el borde de su camiseta. Empezó a subirla con una lentitud desesperante, tanta que Axel se impacientó y alargó uno de los brazos en su dirección.

Key se apartó de él, impidiéndole tocarle.

—No seas impaciente —le riñó.

—¡Venga ya! Eres muy lento, maldita sea. Te estás luciendo, ¿verdad?

Key no lo negó y —por fin—, sus manos terminaron de deshacerse de la prenda. Axel no pudo evitar morderse el labio inferior mientras recorría el abdomen de Key con la mirada.

—¿Te gusta lo que ves? —le preguntó Key.

—No —mintió Axel, y negó con la cabeza—. Ni un poquito.

—Eres un mentiroso. —El rubio se llevó las manos a la cinturilla de sus pantalones y comenzó a jugar con los cordones de manera pícara—. ¿Quién lo iba a decir? Tienes al gran Key Parker desnudándose para ti. Eres todo un afortunado.

—No eres gran cosa, creído de mierda. Además, apenas puedo verte bien...

Key comprendió el significado implícito de sus palabras. Con una amplia sonrisa, terminó de bajarse los pantalones, quedándose solamente en ropa interior. Después, trató de acercarse a la cama, pero tuvo la mala suerte de tropezarse con sus propios pies y a punto estuvo de caer.

Axel no pudo evitar una sonora carcajada divertida mientras Key gateaba hasta él, rojo por la vergüenza.

—Oye —le dijo—. No te rías. Podría haberme matado.

La búsqueda del cliché perfecto (CLICHÉ 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora