CAPITULO 4. JUGANDO CON FUEGO

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De un momento a otro Luciano levanto a Astrid haciendo que ella enredara las piernas en su cintura. Son dejar de besarse, la llevo hasta uno de los sofá donde hizo el intento por recostarla, sin embargo ella se resistió, le gustaba el control y estar debajo de Luciano no era una posición que le gustara. En un movimiento rápido se incorporo para ponerse a horcajadas sobre la dureza de Luciano. Él entendió entonces que debía jugar bien sus cartas si quería doblegar a esa mujer. No estaba dispuesto a perder.

-Estas duro y caliente... mmm... se siente bien. – Dijo Astrid al tiempo que se balanceaba sobre el pene de Luciano.

-¿Te gusta? Dime lo que quieres preciosa. – Luciano deseaba doblegarla y que mejor que ponerla al mil para que suplicara que la follara, de esa manera le demostraría quien mandaba.

Astrid no iba a admitir que se estaba quemando por dentro, la necesidad por Luciano crecía cada vez más pero estaba dispuesta a hacerlo suplicar por tenerla, así tuviera que quedarse con las ganas esa noche

-Creo que debemos volver con los demás, nos salimos sin decirle a nadie y Nico debe estar preguntándose donde estoy. – Dijo Astrid con la voz jadeante.

- Bien si es lo que quieres, vamos con los demás. – Luciano maldijo para sus adentros, ahora tenía una erección que sería imposible disimular.

Ambos se levantaron y acomodaron sus ropas, trataron de recomponerse para salir a la sala VIP donde estaban los demás.

Inmediatamente al entrar Nico se acerco a Astrid y la observo por unos segundos regalándole una sonrisa traviesa al imaginar lo que estaría haciendo.

-Creo que es hora de retirarnos chicas. – Dijo Nico y las chicas comenzaron a despedirse.

Luciano tomo a Astrid por la cintura sin importarle que su acompañante los observaba sin perder detalle.

- Nos vemos luego nena. – Jamás espero esa respuesta por parte de Luciano, Astrid estaba segura que haría lo posible por pedirle que se quedara o al menos la acompañaría como la vez anterior, sin embargo, él no hizo ningún otro comentario, solo le dio un beso en los labios que la dejaron sin aliento, todo frente al resto de los presentes.

Astrid lo observo unos segundos y luego le regalo una sonrisa, para hacerle saber que no le afectaba su actitud, aunque por dentro estaba a punto de explotar.

Al subir al auto con Nico y las demás, no pudo evitar sentir un vacio, deseaba a Luciano y si su ego no fuera demasiado grande le hubiera pedido que la llevara para tener otro encuentro como la vez que lo conoció, sin embargo no sería ella la que suplicara por atención.

Durante los siguientes encuentros la dinámica era la misma, se besaban de forma cada vez más necesitada, se tocaban a grado tal que Luciano terminaba siempre con una dolorosa erección imposible de disimular, mientras que Astrid hacia desastres con sus bragas.

La tensión sexual era cada vez más evidente y era Luciano quien estaba a punto de doblegarse.

Era lunes por la mañana, había pasado la noche con una de sus amantes ya que de nuevo Astrid lo había dejado con una erección y no estaba dispuesto a quedarse con las ganas, así que llamo a Brianna, una hermosa mujer con la que había estado en algunas ocasiones, sobre todo cuando necesitaba bajar su estrés.

-¡Hola hermanito! Ya llegue, dime que me extrañaste. – Entraba a su oficina una muy sonriente y siempre alegre Arianna, su hermana menor.

- Pequeña, no sabía que vendrías, me da mucho gusto verte ¿Dónde dejaste a Gian? – Se levanto de su silla casi en un salto y corrió a abrazarla y levantarla para dar vueltas con ella. Siempre disfrutaba de las visitas de sus hermanos mellizos Arianna y Giancarlo. Hacían sus días más divertidos y le ayudaban a relajarse. Ellos se habían mudado a Londres para estudiar pero ya habían terminado sus respectivas carreras y deseaban volver a Italia con Luciano. Arianna había estudiado diseño de modas y Giancarlo se había graduado como arquitecto y deseaba integrarse a la constructora de su familia.

Amor DivididoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora