Los días continuaron tranquilos, Richard se encontraba feliz de tener a sus tres hijos conviviendo, cada vez se notaba más la confianza entre ellos. Alex, Richard y Astrid salían por las mañanas a correr, con Emily había acordado tener una participación durante la cena de beneficencia, además de que sería presentada ante todos pues los Taylor eran los fundadores de esas instituciones.
Emily y Luciano estaban arreglando los detalles para que este se mudara al departamento de ella, el cual era muy amplio. Donato había decidido quedarse con su jefe en vez de volver a Italia, había confiado la seguridad de la familia De Luca a su sobrino Franco, quien había demostrado ser un excelente jefe de seguridad, aunque seguía teniendo roces con Arianna.
Alex cada día se volvía más loco con la señorita Woods, quien se había tomado muy en serio la petición de Richard, la cual tenía que ver con no permitir que su hijo tuviera deslices en la oficina, sobre después de haberlo encontrado en una situación comprometedora en una de sus visitas.
Astrid ocupaba sus tardes en asistir al hospital que Steve dirigía, pues desde el día que acompaño a este a una emergencia, había decidido visitar a los ancianos que se encontraban en un ala especial del hospital. Se había sorprendido cuando lejos de aburrirse o molestarse por las platicas o la compañía de estos, lo disfrutaba. Steve le había ofrecido un trabajo de medio tiempo como asistente en esa área, sin dudarlo acepto y poco a poco se iba adaptando.
Luciano había pedido a sus hermanos viajar a Estados Unidos, ya que pensaba darles la noticia personalmente. Ellos llegarían el día de la cena de beneficencia y se hospedarían en el departamento de Emily, aunque a Luciano le agradaba más la idea de comprar una casa, convencería a Emily más adelante.
El día llego y todo estaba listo, era medio día y Donato había ido al aeropuerto para recibir a los hermanos De Luca, quienes viajaban en compañía de Franco y otro guardaespaldas.
-Donato, que bueno verte – Gian saludo
-Donato, por favor, dime que ya volverás – Arianna juntaba las manos y hacía un puchero que causo gracias a los presentes, excepto a Franco.
-Señorita Arianna, señor Giancarlo, que gusto verlos, bienvenidos. El señor Luciano y la señorita Emily los esperan ya – Comento sonriente.
Viajaron en dos camionetas hasta el edificio donde estaba el departamento de Emily. Solo al entrar el olor a comida inundo sus fosas nasales. Encontraron a Luciano colocando los platos en la mesa y a Emily en la cocina. La imagen era digna de ver y causo gracias a los mellizos.
-Hermanito, que lindo te vez – Arianna corrió a abrazarlo y Luciano la recibió gustoso.
-Princesa, que gusto que ya estén aquí.
-Que bonito departamento – Giancarlo lo abrazaba también.
-Es de Emily, y por ahora estamos viviendo aquí, aunque espero que pronto acepte que compremos una casa – Luciano comento feliz, sin embargo, sus hermanos se quedaron con la boca abierta.
-Hola Ari, hola Gian, bienvenidos, me da mucho gusto que hayan podido viajar – Emily salía de la cocina.
-Emi, que linda estas – Arianna corrió a abrazarla. Mientras que Gian le dio un beso en la mejilla y le sonrió coqueto. Luciano atrajo a su mujer a su lado abrazando su cintura y le dio un beso en la frente. Gesto que no paso desapercibido para sus hermanos.
-Muy bien, ustedes dos, expliquen que significa esto – Arianna cuestiono directa, y Gian solo asentía.
-Bueno, podemos comer primero y después charlamos – Luciano comento, sin embargo, los mellizos negaron, querían saber primero lo que sucedía.
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Amor Dividido
Literatura KobiecaSeparadas cuando tenían 3 meses de nacidas. Sin saber una de la otra recorrieron caminos diferentes hasta que se cruzaron en un punto sin retorno. Ese punto con nombre y apellido, Luciano De Luca. ¿Podrán verse como hermanas cuando se enteren que am...