El rey observaba con una pequeña sonrisa a su menor quien se encontraba comiendo songpyeon los cuales son unos pequeños pastelitos de harina de arroz rellenas con miel de sésamo.
Según lo que Jimin le había dicho era la primera vez que los probaba, le parecía graciosas las muecas que hacía cada vez que los llevaba a su boca, como sus ojitos brillaban, y es que Yoongi no sabía que era primera vez en el día que el menor probaba bocado.
Jimin era todo un poema, estaba de más decir que era hermoso, el Doncel tenía una belleza natural, no necesitaba de los artificios, solo bastaba una mirada, la forma en la que sus ojitos se volvían dos medias lunas cada vez que sonreía, sus deditos chiquitos y gorditos, su cabello negro y rebelde, su nariz de botón, sus mejillas abultadas que se sonrojaban fácilmente, incluso su diente delantero se le hacía adorable, aunque Jimin haya hecho el comentario poco educado de que estaba chueco, provocando una carcajada de Yoongi.
Y ahora lo tenía a tan solo unos pasos vistiendo el Hanbok que le había regalado, se sintió bastante feliz cuando vio que lo usaba, aparte que le quedaba perfecto.
Al principio la intención del rey era tratarlo mejor, darle regalos para que así se le hicieran más fáciles las cosas, y que fuera el mismo Jimin quien se le entregará, quería enamorarlo y tenerlo a sus pies como estaba acostumbrado a que estuvieran todas las personas ante el.
Pero con Jimin era distinto él no era interesado así que los regalos costosos no le servían de nada, también era difícil de tratar y hacer algo que le agradara a su menor, era sencillo y humilde también inocente, Jimin tenía una personalidad bastante libre, a la que no le gustaba que le ordenarán, que tratarán de manipular su vida y decisiones, no era una persona que se pudiera manipular tan fácilmente.
Yoongi no lograba comprender cómo el que había caído había sido él, como todos los planes le habían salido al revés y el que necesitará de la compañía del menor fuera el.
Pues el rey veía como una necesidad el estar cerca del Doncel, se había hecho un hábito, uno al que se había acostumbrado, algo parecido a un vicio, una droga.
Su atracción por el menor ya no era solamente sexual, iba más allá de eso, algo más complicado.
─ Jimin hay algo que quiero proponerte ─ habló el rey decidido a ir directo al grano.
─ Escucho ─ respondió.
─ sabes yo comencé de una manera errónea contigo, es decir no debí utilizar a tu madre para obligarte a estar conmigo, eso estuvo mal y no pienso justificarme ni pedir perdón porque sé que no soy digno, me gustaste tanto que no supe que hacer, como actuar, así que hice lo que primero se me ocurrió, estoy arrepentido y lo siento ─ soltó con sinceridad ─ lo que sí es cierto es que me interesaste desde el primer momento en que te ví, no creo poder ser capaz de conformarme solamente viendote pocas horas al día o tenerte tan lejos, estuve pensando en esto y lo que de pediré es descabellado y es posible que no aceptes, tampoco te diré que no aceptó un no como respuesta, porque es tu desicion y aceptaré si llegas a negarte... Jimin quisieras convertirte en un concubino de tu rey ─ soltó nervioso y su corazón latiendo a mil por hora, era la primera vez que se ponía tan nervioso, esto no había pasado con sus otras concubinas, con ellas había tenido la certeza de que aceptarían, pero Jimin era todo un misterio.
Las palabras escaparon de la boca del menor, había quedado estupefacto y con la mente en blanco, eran tantas cosas que asimilar que simplemente su cabeza no podía con tanto, primeramente era verdad, la había regado con su madre, algo tan sagrado para él, por más interesado que estuviera nada justificaba que la hubiera utilizado y peor aún jugado con su vida, luego estaba el gran cambio que había tenido el rey, lo había tratado bien, había sido amable y detallista, no podía negar que le había gustado esa nueva faceta, no había sido el mismo rey vil y arrogante que había conocido al principio. Y ahora le salía salía con que quería convertirlo en su concubino, tenía que ser una broma o a lo mejor estaba jugando con el.
─ S-su concubino...─ repitió sus mismas palabras de forma interrogante y confundida.
─ Así es Jimin, vivirías aquí en el Palacio bajo mi protección, nada te hará falta, y vivirás de comodidades, ya no tendrás que preocuparte por ganar dinero, ya no más ─ soltó el rey esperanzado, aún sabiendo que había una alta posibilidad de que el menor se negará.
─ Y-yo... No se que decir ─ mencionó anonadado con la cabeza gacha.
Di que sí, pensó el rey no queriendo decirlo en voz alta lo que menos quería es que Jimin se sintiera presionado.
El menor espero a que las palabras llegaran a su boca y que su mente estuviera clara, era algo que más espero escuchar, cualquiera se hubiera alegrado y aceptado sin pensarlo, que el mismo rey te escogiera como su concubino era considerado como un privilegio, un honor que traía orgullo a tu propia familia.
Yoongi miraba con el ceño fruncido al menor y no recibir respuesta le estaba incomodando y hasta molestando, trago grueso cuando Jimin lo miro a los ojos dispuesto a responderle.
─ Lo siento pero tengo que negarme ─ respondió decidido ─ no podría vivir toda mi vida en el Palacio, tengo una madre enferma que necesita de mí, a la cual no pienso abandonar, tampoco estoy a la altura de dicho privilegio, no lo quiero, lamento mucho esto ─ soltó sincero y sintiéndose mal por eso.
Yoongi no dijo nada solo se quedó callado mirando a la nada, había un sentimiento desconocido que no le gustaba, dolía era vergonzoso y desagradable, se preguntó si era lo que los demás llamaban "rechazo". Decidió no insistir, quería seguir conservando el poco orgullo que le quedaba.
No quise revisarlo así que si ven una falla ortografica o gramatica les pido perdon, lo corregire despues.
Nos leemos en unos días.
26/7/20
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✔Min dynasty [Yoonmin]
Romance❛❛Tan hermoso y delicado como una flor exótica, tan atractivo y deseable como la joya más hermosa y difícil de conseguir, tan puro e inocente como un ángel, uno al que quiero corromper y poseer a mi antojo, porque soy el rey y mis deseos son órdenes...