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Jimin paso meditando toda una semana lo que su amiga había Tratado de explicarle, le había dado tantas vueltas al asunto buscando una solución a lo que debía hacer, no quería equivocarse, y cometer un error del que se arrepintiera después, pero verdaderamente sentía que quería estar con Yoongi, necesitaba tenerlo cerca, mirarlo aunque sea un instante, era una necesidad tan grande.

Pasaba noches en vela sin poder conciliar el sueño, desde esa vez que el rey había estado en su casa, se sentía más inquieto y desesperado por volverlo a ver.

Jihyo siempre estuvo con él y le había dicho que apoyaría cualquier decisión que tomara.

Él ya no tenía nada que lo atara a ese lugar donde había vivido toda su vida, donde vivió momentos dolorosos como la muerte de sus padres, donde había pasado días enteros sin comer, donde había recibido críticas por su trabajo, tratándolo como algo que no era.

Jimin logró tomar una decisión, una que cambiaría su vida por completo, pero estaba decidido a arriesgarlo todo, trataría de ser feliz, lo haría por él, porque era lo que realmente deseaba y anhelaba.

─ Jihyo Noona gracias por todo, por cuidarme y estar conmigo en las buenas y en las malas, por aguantarme, por ser como mi segunda madre, por no dejarme caer, sinceramente no se que hubiera sido de mi sin ti, seguramente me hubiera hundido en la depresión por la muerte de mi madre, si no hubiera sido por sus atenciones ─

Era la despedida, ambos estaban tristes por tener que decir adiós.

Jimin limpio delicadamente las lágrimas de Jihyo, era una escena bastante nostálgica y emotiva.

─ Jimin p-prometeme que intentaras ser feliz ─ habló con voz temblorosa por el llanto.

─ Lo prometo ─ sorbió su nariz ─ y usted prometame que cuidará de esa belleza que aún crece en su interior, y que le hablará de mí algún día ─ tocó su vientre apenas hinchado.

─ Lo prometo Jimin ─

Ambos lloraron y dijeron adiós. Jimin empezaría de nuevo, una vida en el Palacio lejos de lo que alguna vez conoció.
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Era de noche, Jimin no empacó la gran cantidad de cosas, en realidad casi nada, solo una pequeña bolsa donde llevaba las pertenencias más importantes, cosas que pertenecían a su madre y le habían quedado como recuerdo.

Las otras cosas que no utilizaría las metió en cajas para desecharlas, otras simplemente decidió regalarlas.

Dos horas después miró por última vez la casa donde había vivido los últimos 19 años de su vida, la miró con nostalgia y tristeza al recordar los momentos que ahí vivió, su niñez no fue de las mejores, desde pequeño fue consciente de los problemas maritales de sus padres. Su padre era un gran mujeriego que no le importaba que las personas lo vieran saliendo de los prostíbulos aún sabiendo que él tenía familia, era un adicto a los Juegos había apostado todo lo que tenían y gracias a él casi quedan en las calles, desde pequeño recuerda claramente los rechazos de su padre al enterarse que este era un Doncel, lo había avergonzado, pero no era su culpa, simplemente los dioses decidieron que el naciera con ese don, gracias a su madre había aprendido a verlo como una hermosa bendición, pues ella se lo había repetido todo el tiempo que tenía oportunidad, a pesar de los tratos el no odiaba a su padre, sufrió mucho por su muerte era más joven, pero aún lo recuerda.

Su vida no a sido nada fácil y estas viejas cuatro paredes eran testigo de eso, aún siendo así, le dolía dejarla pues fue donde había vivido con su madre y había pasado tantos momentos felices a su lado, aún puede escuchar su agradable sonrisa haciendo eco por todo el lugar, siente melancolía no lo niega, pero es el momento de dejar todo atrás y hacer sus propios recuerdos.

✔Min dynasty [Yoonmin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora