Capítulo 1: |De vuelta a la vida|

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Eva

Mi cuerpo se hallaba inmóvil. Circulaba por todo el hospital en una camilla fría y anticuada. Quizás eran los primeros síntomas de que algo malo estaba sucediendo dentro de mí. Mis párpados se entrecerraban en ocasiones debido a que mi herida era demasiado grave y profunda. Pensé que por el dolor estaba alucinando, pero me equivoqué, porque realmente escuché a mi madre sollozando y exclamando mi nombre en los pasillos.

Un temor profundo se apoderó de mí, el temor de que esta fuera la última imagen que mi madre tendría de su hija. Las lágrimas no dejaban de humedecer las mejillas de ambas mientras trataba de tomarme la mano una y otra vez. Las palabras se atoraban en mi garganta, y ni siquiera pude despedirme de ella antes de entrar en una sala. Después de estar horas agonizando con el cuchillo aún clavado en mi abdomen, perdí la noción del tiempo y dejé de escuchar el murmullo a mi alrededor.

***

El doctor Diego

—Ingresa la paciente NN, femenina, con herida de arma blanca en la zona abdominal, en estado inconsciente y con mucha pérdida de sangre —anunció uno de mis acompañantes.

Podría decir que después de varios minutos logramos estabilizarla y la dejamos por el momento en la zona de cirugía, mientras mis colegas se encargaban de sedarla para extraer el cuchillo de la zona afectada.

Me dirigí de inmediato a la sala de registros para obtener información. Encontré algo familiar en su rostro; sabía que el momento llegaría, pero no estaba seguro de que fuera ahora. Mis dudas se aclararon al ver su planilla con sus datos, y eso fue más que suficiente para reconocerla, al igual que a su madre. Antes de volver a mi lugar de trabajo, realicé el llamado que tanto esperaba aquel muchacho.

Víctor, ella está aquíle informé.

—De acuerdo. No olvides lo que tienes que hacer —contestó del otro lado del teléfono—. Debes acabar con ella.

¿Estás diciendo que...? Dijiste que ibas a dejarla con vida y no tendríamos que recurrir a esto.

—Solo sigue mis pasos al pie de la letra —comunicó, y cortó la llamada.

Me metí lo antes posible al sector donde se encontraba la dama, evitando cualquier otro contacto con aquella. Les inventé una excusa y les ordené que salieran. En efecto, una vez solo, podría haber proseguido a hacer presión en la herida para detener el sangrado, para así evitar graves daños en los órganos internos, lavar la zona afectada previniendo infecciones, y realizar una pequeña sutura y vendarla. En simples palabras, hacer lo posible por salvarla. Pero terminé haciendo todo lo contrario, presionando aún más el objeto punzante hasta que dejara de escuchar su respiración, porque después de todo eso es lo que me habían ordenado hacer.

Lo cierto es que Eva moriría, y luego su herida cicatrizaría rápido con solo quitarle el cuchillo. Su vida como humana había terminado y una nueva había comenzado. La explicación era simple: ella contenía sangre de vampiro por parte de su padre, lo que significaba que sus células estaban en un estado de reposo y ahora su lado vampiro permanecía junto a ella. Y eso ya era un problema para varias personas que no estaban de acuerdo, pero era necesario. Muy necesario y conveniente para lo que planeaba Victor.

Entonces, no le llevaría mucho que sus células comenzaran a despertarse y actuar en su sangre, recorriendo con velocidad su cuerpo. Pero yo quería parar el proceso de transformación, que era lo que justo iba a hacer, y que constaba de tres pasos, para dejarla indefensa, ya que podría atacar ni bien despertara. Quería reducirla por un corto período, y para ello tenía que conseguir estromapeculiary, una planta conocida por su aroma peculiar y sus fines curativos. Esta la ayudaría a calmar su ansiedad, evitaría que consumiera sangre y aliviaría su dolor estomacal. Aunque también tenía otros fines medicinales y su mal uso podría lastimarla o matarla. Bueno, al menos eso me había dicho el muchacho, porque no tenía demasiada experiencia en estas cosas.

El regreso: Desvanecidos (Parte II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora