Capítulo 14:|Cuando no estés en casa|

47 26 0
                                    

Eva

Los charlatanes habían hecho acto de presencia en la casa de Lucas. Sí, los llamo charlatanes porque llegaron con la historia de ser los protectores de mi descendencia y no sé qué más, cuando en realidad estaban ocultando la verdad. Que Evolet estuvo con él. Que las cosas no eran como parecían. Que me deseaban con vida, pero también verme muerta. Que era poderosa, un arma que podría acabar con ambos bandos.

Pertenecía a un clan. Sí, yo era una Realista, una vampiresa de sangre pura. Tenía poder sobre el clan y sobre ellos, también para tomar mis propias decisiones.

Los Miracle querían ver a Lucas muerto, querían utilizarme y luego deshacerse de mí, pero de alguna manera no les convenía. Querían que me expusiera ante los clanes. Querían dejarme mal. Querían romper el reglamento. Querían que me ensuciara las manos, y eso no iba a suceder. Me trataban como basura porque no conocía del todo mi naturaleza y creían que eso les da el derecho de tratarme como les placía, pisotearme y, sobre todo, dar órdenes.

—Te has convertido en una de nosotros —escupió Evolet antes de que Scott pudiera decir algo—. Qué desagradable. Te creía más lista.

—Oh, Lucas, mira quién está. Es tu amante, ¿no? Qué conmovedor, la familia se ha reunido. —Con un gesto brusco me deshice del guardia que me retenía y agregué dirigiéndome a ella—: Corazón, toma asiento, no te quedes ahí parada. Ah, disculpa el desorden, nos encontrábamos en una pequeña disputa, pero nada de qué preocuparte.

Evolet mostró sus colmillos. Los ojos se le incendiaron de furia y su hermano la frenó. Lucas hizo que se callaran todos, aunque solo estuviéramos hablando la princesita de Evolet y yo.

—¿Qué hacen aquí? ¿Ya arreglaron sus problemas familiares? Ah, chicos, me olvidé de contarles: papá Andrew se molestó porque Scott me dejó escapar. —Lucas me miró, estaba provocándolos—. Evolet, ¿quieres contarnos el doloroso día en que tu padre decidió prohibirte seguir viendo a tu amor? Adelante, cuéntanos cómo acabó todo eso. Ah, Lucas, ¿a ella también le decías cariño? Me intriga saber cómo la llamabas.

—¡Juro que la mataré! —gruñó Evolet, y pude ver cómo la vena de su cuello se dilataba de enojo.

—¡Basta! —Levantó la voz Scott—. ¿Quieren saber qué hacemos aquí? Bueno, se supone que es bastante obvio. Queremos lo que todos quieren: venganza, muerte, sangre, salir victoriosos... Y tu humanidad de regreso.

—Ustedes fueron los que acabaron con las reservas en el hospital —expresó Gabriel.

—¿Y si lo hicimos qué? —rio Ryan—. Todos necesitamos alimentarnos.

—¿Es posible? ¿Es posible tener de regreso tu humanidad? —preguntó curiosa Alessia.

—¡No! Ella no puede volver a ser humana, necesita ser vampiresa, necesita el vampirismo —protestó Lucas—. Ustedes no saben lo que están haciendo. Cometerán un grave error.

—Sí, es posible —habló Caleb, ignorando lo que acababa de decir el otro—. Hemos estado investigando y al parecer es mucho más fácil de lo que creíamos.

—¿Por qué lo quieren? ¿Qué pasará cuando deje el vampirismo? ¿En qué los beneficia esto? —Las preguntas salieron disparadas de mi boca.

—Estamos haciéndote una nueva oferta, Eva. Te estamos ofreciendo regresar a tu antigua vida —dijo Ryan.

—No, eso no puede suceder. Ustedes mismos lo dijeron.

—Pero resulta que ahora sí. Y si lo haces, nosotros nos encargaremos de Lucas y dejaremos en libertad a Sasha Jones.

Casi me fui contra ellos cuando la mencionaron, pero Gabriel me detuvo justo como Scott había detenido antes a su hermana. Evolet se rio, con doble intención, con fuerza, con maldad, con karma, por haberla provocado. Ahora tenía que obedecer lo propuesto; de lo contrario, matarían a Sasha, a quien tenían en contra de su voluntad y, seguramente, pasándola pésimo.

El regreso: Desvanecidos (Parte II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora