Magia y Realeza (Haikyuu)

Se alargó el cuento corto de Noya xd

"El pasado me ha revelado la estructura del futuro."
Pierre Teilhard de Chardin

Ya en su cuarto abrió el sobre con su daga dorada, cortesia de su señora, y se dispuso a leer su contenido, leyendo de corrido la información general (Fecha, lugar, querido Nishinoya Yuu).

"Oh, mi caballero, no sabes cuando te extraño. Aqui me viven regañando todo el día. ¿Cómo has estado? ¿Qué has hecho? ¿A quién has atacado?. Esas son preguntas que me gustaria que me escribieras en tu proxima carta y no como hiciste en la primera, donde solo escribiste en Nœŕae "No encontré nada aún. Nishiya Yuu". El encriptador y el traductor me lo entregaron al instante en el que se los dí. ¡Solo había una oración en la hoja!
Vamos a tener que repasar tu nombre de nuevo cuando nos volvamos a ver...
Te envió ropas confeccionadas para andar de civil, si es que decides salir de forma discreta por ahi. Bajate el cabello si lo haces, asi seras menos notable.

Tu abuelo se encuentra bien, trató de cazar un árbol de nuevo. Tu hermana Tarā se casó con quien estaba destinada, está muy feliz y quería que te lo dijera. Tu madre te envia dulces de Syræm, y tu padre te envia saludos.
También te doy permiso de escoger un árbol y tallar tu arma sagrada, por fin. Muestra el sello que te coloqué dentro del sobre a cualquiera con autoridad en Karasuno y podras hacer lo que quieras (siempre y cuando no implique romper las Leyes Máximas: No matar, no robar, no privar, y la mía, no prejuzgar). Si necesitas algo, hazmelo saber."
Y su firma abajo del sello imperial.

"PD: Aún quiero deshacerme de ese estúpido guardia mago, ¡No me deja hacer nada! :c"
Por esto estimaba mucho a su Señora, siempre consideraba cada asunto importante, por pequeño que pareciera. Siempre pensaba en los demás, aunque otros digan lo contrario.

Era por ello, y más, que debía cumplir con la misión que se le encargó. Una unión matrimonial entre ciudadanos de cada país podría formar una alianza mutualista que en un futuro llegaria a ser muy necesaria para cada nación.

- Daichi-sama, se lo ve contento. ¿Puede ser por algo en particular?
- Simplemente hoy me siento con mucha suerte, Noya.-. El principe le sonrió al confundido caballero. Aún no comprendia del todo a las personas de Karasuno. Pero bueno, hoy estaba feliz él tambien, ya que llevaría todo el día su recien tallada lanza, con mucha honra.

No era raro ver soldados con armas, pero para los ciudadanos habia algo de gracia en ver a uno muy bajito con una lanza muy alta. Claro que, asi lo quiso él, para poder verse más intimidante. Y su entusiasmo y alegría bloqueaba cualquier mala vibra.
-Nos detendremos aquí. Pueden ir a buscar lo que necesiten, yo estaré bien. Estamos en plena plaza central, por lo que será fácil encontrarme y vigilarme. Estaré alli.- Daichi señaló un vagón-puesto ambulante de medicinas herbales en donde estaba atendiendo un joven amable.- Tardaré un rato.
-Esta bién, su Majestad!.- Clamaron sus guardias, mientras se iban dispersando de a poco.
-¿Se siente mal, principe?.- Noya no era impertinente, solo mostraba genuina preocupación por quien servía en el momento.
-¿Eh? Ah, no, Noya. Voy a llevar a alguien al castillo, solo que primero debo convencerlo.
-Claro que lo logrará, Daichi-sama. Nadie le puede negar nada a usted.- El pequeño caballero se fue con Tanaka, quien lo esperaba, para irse a buscar cerca unas galletas de algarroba que Saeko-Neesan quería. Tal parece que se estaban haciendo populares entre las jovenes.
-Ñam, ñam, ñaam.-
-Hey, Noya, dame una. No me puedo comer las de Neesan. Lo notaría -. Le pasó unas cuantas galletas que contuvo con una mano y comenzó a comerlas-. Mmm... saben a chocolate.
-¡Pero dijeron que no contenía chocolate!.-
-...Tal vez mintieron.-
Las palabras de Ryuu pusieron una cara de ofensa en el rostro de Noya.
- ¡Como se atreven a mentirme! ¡Ya verán, les haré caer la ira de mi pueblo con mis propias manos!. ¡Y mi lanza nueva!
-No, Noya. ¡Espera!.- El guardia agarró a su amigo en un intento deseperado por detenerlo. Aunque era pequeño, lo arrastraba.
-¡AAAAAAAAAAAHHH!
-¡KYAAAAAAAAAAA!¡APUÑALÓ AL PRINCIPE!