El Fin de Noya. El cuento, claro

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"Loco es el que deja lo cierto por lo incierto"
Hesíodo

-¿Y ahora de qué estas hablando, Noya?.- Tanaka tenía costumbre callar ante las incoherencias de su amigo, como si ya no tuviera caso tratar de entender. Pero esta vez, las curiosas dudas habían colmado su raciocinio.
-Bueno, a ver, no se muy bien como expresarme... para lograr que de la unión de dos almas distintas pero cuerpos idénticos se forme un... ente digno de la gracia de la naturaleza, se requiere ingerir dia a día la Clara Luna de la Daïœma, después de haber tomado la decisión juntos como uno. Por lo menos, asi es en mi tribu.

   A pesar de los intentos de Noya por tratar de transmitir sus palabras a la compresión de sus amigos, estos lo miraron aún con dudas. Algo lograron salvar de esa explicación
-¿Daïœma? ¿es algo como un dios?
-No-. Noya rió ante la pregunta de Ryuu.- Ella es una persona. Actualmente es joven, pero es porque recientemente se reencarnó. Se conecta con la naturaleza y transmite sus enseñanzas, para que búsquemos la armonía en nuestras acciones. Ayuda a determinar lo que estamos destinados a ser. Normalmente se ve como una representación de nuestra vejez.-
-Ah, creo que entendí algo.

-Tu cultura es muy genial y linda, Yuu.- Dijo la joven sirvienta.

-Gracias, Saeko-neesan.- Le sonrió dulcemente, para que después un fugaz recuerdo le hiciera proseguir.- Bueno, además de mi gente, mi Señora, el futuro consorte del principe del Oeste, me ha dicho que también puede formar otro individuo en su interior sin la necesidad de ingerir la Clara Luna u otro líquido, y ahora que me entero, a pesar de ser hombre.

-¿Pero qué no era de alguna tribu como tú? Pensé que era uno ya que dicen que vinó del bosque. Aunque tampoco sabía si era mujer u hombre- Muchos rumores se habían formado en ese entonces acerca de "la" codiciosa prometida del futuro emperador eran de lo más interminables y bizarros, tanto que de a poco perdían credibilidad hasta que caía a circular uno nuevo.
-No, no.- Noya sonrió mientras negaba -Mi Señora no es un guerrero o cosechador. Es una bruja.- Finalizó con una orgullosa sonría
-¡¿QUÉ!?- La interrogante de ambos hermanos resonó tan fuerte por todo el pasillo, que hizó que algunos pasantes se exaltarán. Incluso el joven de cabello gris los pudó haber escuchado desde el otro lado de la puerta.
-¡Noya! ¡¿Cómo es eso posible si todas las brujas son mujeres, y nos acabas de decir que es hombre?!- Preguntó ella muy sorprendida.
-¡Si, Noya! Además dicen que no son de fiar, que embrujan por poder y codicia a cualquiera que se les cruce, sin importar quien. No son personas buenas.
-¡Ryuu!- Aquello último paso la linea que el caballero había trazado sobre su tolerancia.- No olviden que es de mi Señora de quien hablan. Ayudó a nuestra tribu cuando muchos nos veían como incivilizados, nos otorgó protección y oportunidades. Ahora debo honrar su buena gracia cumpliendo su voluntad.-
 
La nobleza de Noya fue comprendida por Saeko y Ryuu, quienes transformaron sus rostros de asombro en expresiones felices por tener a un amigo muy leal.
-¡SUGA!
-¡Daichi-sama. Por favor, Tranquilicese!.
-¡Sus vendajes se aflojarán!¡Su herida podría volver a abrirse!.
 

  El joven principe había llegado de golpe, para sorpresa de los tres servidores, impactando con la puerta del invitado e intentando abrirla a pesar de que su cuerpo era atacado por un inmenso dolor en distintos lugares. Las pobres sirvientas que lo cuidaban, trataban por todos los medios de calmarlo. Ellos trataron de ayudar conteniendo al principe para evitar que se perjudique a si mismo.
-¡Médico Real, digale algo!- Dijo Saeko.
-Principe, por favor, calmese. Podrá verlo pero no si se exalta así.
    Y en ese momento, Noya lo notó. Quedó completamente cautivado. Lo logró, lo había encontrado. Cualquier guerrero querría ser como él, incluso Noya. Pero sería aún más asombroso marcarlo como suyo.
-Esta bien, me calmaré, Asahi.- Vociferó más calmado porfin el joven principe
-Aah...-. La mayoria presente suspiró de alivio mientras Daichi-sama estaba abriendo la puerta.
   Y fue en ese momento cuando el médico real inesperadamente gritó. Todos voltearon a ver que el pequeño guardia había clavado firmemente sus dientes en su brazo.

Magia y Realeza (Haikyuu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora