00 ✝ INIZIO DEL PARADISO

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El cielo se percibía gris amenazando con una lluvia recia para acompañar el día, un ataúd descendía lentamente a un hueco en la tierra donde solo podía entrar él mismo, no yo, quisiera sepultarme con él, de verdad quisiera poder vivir en algún paraíso con mi padre en vez de resolver todas sus deudas acá, en la tierra.

También desearía no oír más a mi madre, deseo desaparecer del mundo y que nadie lo note o que todo desaparezca por lo menos por un tiempo ¿acaso no podía llorar por mi pérdida? ¿Su vida era tan irrelevante cómo para qué la empresa dónde trabajaba solamente mandara a un practicante? Que miserable.

No pude sentir nada más que rabia y frustración, me quitaron a mi padre y alguien de ese lugar lo había hecho y desearía gritarlo, ser grosera y acusar personas para sentirme recompensada, pero eso no saldaría nada, ni siquiera mi dolor.

Las colinas de lápidas adornaban el panorama poco alentador, solo podía pensar que ese lugar es un campo de concentración de tristeza y mi padre descansaría ahí por siempre. Que malditamente injusto y cruel.

Los días pasaron, la gente asistió a todas las juntas religiosas para honrar su memoria y se me hizo imposible ignorar a los malditos matones de la empresa roba almas permaneciendo estáticos en la entrada ¿acaso creen qué nos fugaremos? Que falta de respeto, ni siquiera pueden tener algo de empatía en mi propia maldita casa.

Esa vez estuve a segundos de perder los estribos; realmente me sentía molesta, molesta conmigo, con el mundo, con mi madre, con todo. Pero por desgracia por alguna razón desde que fui chica predominó más la razón que la impulsividad en mi resumida cabeza.

Luego de un tiempo mi madre pudo reunir algo de dinero para quitarse a esos buitres de encima, pero se me hacía imposible ignorar cuánto se esforzaba como nunca antes por reunir dinero y pagar cada una de esas deudas, cosa que se volvió cotidiana, ya que mes tras mes se reducía la cuenta, pero subían los intereses y ella ya no parecía tan desesperada por dinero, quizás asumió que tendría que trabajar interminablemente para esos canallas lo que le dio tiempo de rehacer su vida.

Llegó la parte que me desagradó un poco, la búsqueda de figuras masculinas protectoras en nuestra vida y sí, ya se pueden imaginar la desidia que comenzó en mi casa. Quisiera decir que fue igual de larga que los intereses, pero sorpresivamente fue rápido, incluso más rápido de lo que pensé mi madre ya parecía haber olvidado su vida con mi padre; un día cualquiera tocó a nuestra puerta un hombre buscándola, con una expresión que nunca voy a olvidar, ya que no pude pensar en otra cosa que no fuese: divinidad.

Podía sentir incluso como desprendía luz por los poros y fue quizás porque era extranjero, nunca había visto alguien de su clase o de su altura o de su color de cabello y piel, me sentí extraña, tenía un porte europeo que solo había visto en series con los actores mejor pagados del mundo. No pasó mucho para que supiera que era norteamericano, se vestía de oficina cada ocasión en que podía verlo, desprendía lujo ese hombre si soy sincera. Lo que no cuadraba en todo eso era lo muy interesado en conquistar a mi madre.

Se que suena mal cuando lo planteo así, pero ni en los mejores sueños esperaba que ese hombre precisamente, fuera mi padrastro, o que le interesaran mujeres mayores.

Del que hablo es de Adam, ese era su nombre, fue como un ángel en nuestras vidas, ya que ahuyentó con un solo maletín café a todos los buitres que acechaban nuestra casa y trajo paz consigo, quizás es lo único que pueda agradecerle a ese hombre a estas alturas.

A partir de ahí comenzó mi martirio, naturalmente tuvimos que emigrar a su país natal, vivir bajo su techo, acoplarnos a lo que parecía gustarle, pero en un punto noté la peculiaridad de dicho rescate, no entiendo quién es Adam verdaderamente o porqué quiso ayudarnos o qué le vio sinceramente a una viuda en la ruina con una hija adolescente bastante mal carada.

Mi naturaleza no me permite ignorar ello, quisiera preguntarlo ahora que conviviré con él diariamente porque comenzaré a asistir al instituto de aquí muy pronto, se me hace algo difícil convivir con las demás personas, pero puedo simplemente ignorarlo como siempre hago con tal y encajar un poco, después de todo esta nueva vida es un regalo de nuestro Dios Adam Clark y debemos agradecerlo, él nos quiere, él nos cuida, él es bondadoso.

No quería hacer todo este paripé religioso, pero así se entiende mejor el punto, ya que de esa forma se ve y quizás solo soy una loca por pensar que hay algo raro en él pero que puedo hacer, es natural dudar de la gente demasiado buena para ser real y él cumple con dos anomalías adicionales.

La inteligencia que radica en su ocupación y la belleza que irradia por defecto, francamente dudo que un hombre real tenga cada una de ellas en niveles considerables como los tiene él y además es joven, ni siquiera tiene treinta años, podría estar con cualquiera y no entiendo qué hace aquí, siendo el cuidador de personas que no conocía hasta hace unos pocos años en el pasado.

Nada de esto me deja dormir cómodamente por las noches y menosesta madrugada, la madrugada del primer día de clases, de un infernal lunes.

Sangre De Cenizas © [Resubiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora