12 ✝ LA VERITÀ DI UNA NOTTE CALDA

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Me desperté un treinta y uno de octubre a las siete de la mañana al oír el canto de las aves que se posaban sobre mi ventana. Al principio solo seguí mi rutina como siempre, asearme y cambiarme de ropa y mientras escogía que ponerme solo sentí el impulso de voltear a ver el reloj digital de scream queen que colgaba en mi pared para darme cuenta que soy una estúpida total y ni siquiera Adam está despierto un sábado a las siete de la mañana.

Pero claro, ya me bañé y se me quitó el sueño así que solo me puse otra pijama y me acosté a ver el feed de mi instagram esperando encontrar alguna mierda que me entretuviera, no fue así, entonces bajé al primer piso como último recurso, me hice de comer e intenté hacer cualquier actividad doméstica con una manta de hello kitty sobre la cabeza con mucha pereza

Intenté cortar el césped de la entrada y fue inútil porque cortaba más un cortaúñas que esa maldita podadora, me quedé un rato en la entrada viendo las decoraciones de los vecinos y entonces caí en cuenta ¿Por qué nosotros no decoramos nunca en Halloween? Pero ese pensamiento es interrumpido por el sonido de la puerta chirrear, solo me concentré en ver el camino de hormigas que cruzaba el pavimento que conecta con la acera fingiendo demencia.

—¿Desde cuándo estás despierta? —pregunta apoyado en el marco de la puerta bebiendo algo caliente de una taza.

—Hace no mucho —afirmo dándole la espalda.

—¿No tienes frío? Son como las nueve de la mañana, entra —regaña y solo lo ignoro con la mente en otro lado.

—Todo saldrá bien, ¿Verdad? —musito aseverando su tono mientras sigo sintiendo su presencia detrás.

—¿Referente a qué? —pregunta y solo me levanto para verlo.

—A todo —afirmo robándole la taza y empinándomela para averiguar qué es.

Pero me la aparto rápido sintiendo mi lengua arder y el sabor a mierda esparcirse en mi boca, le pego la taza al cuerpo tratando de pasar el mal sabor, que clase de cloro para suicidarse se está tomando.

—¿Qué es... Eso? —pregunto entre jadeos mientras lo oigo carcajearse.

—Relajante muscular diluido —revela mientras cesa la risa y solo busco agua en la nevera para pasar el sabor a medicina agría.

—¿Por qué te lo tomas así? Que asco —menciono empinándome la jarra de agua.

—Tardaría cuarenta minutos en hacer efecto si me tomo la tableta, esto es más rápido —afirma y solo trato de entenderlo.

—Bien, como sea.

Eso me queda sonando y sé que es una estupidez, pero ¿por qué pulveriza las tabletas y se las toma líquidas y calientes? ¿Un mal hábito? ¿Alguna costumbre rara? ¿O va ligado de plano a algo más grande? ¿Le hará efecto igual? Dudo que las medicinas deban tomarse así.

Rochelle, estás sonando verdaderamente paranoica.

¿Qué carajo tiene qué ver una cosa con la otra? De verdad estoy tratando de conectar todo con otras cosas, debería relajarme.

Le resto importancia y solo me dedico a pensar en el disfraz, entre don maní y yo planeamos hacer una pijamada en mi casa e invité a Lariss, César, a sus amigos y claro, si quieren quedarse hay como tres habitaciones de invitados en el primer piso y son amplias, así que solo se dejan las cartas sobre la mesa a las opciones. Me dedico también a hacer unos postres para la noche o bueno, nos dedicamos, ya que Adam solo saldrá un rato más tarde por unas cosas del trabajo y no tiene nada que hacer en todo el día así que lo tengo cuidando el horno.

—Rochelle, parece como si estuviera quemado ¿Lo saco ya? —Se queja y me volteo hacia el alto horno inspeccionándolo.

—No, todavía le faltan quince minutos —afirmo volviendo a lo mío.

Sangre De Cenizas © [Resubiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora