consecuencias | parte 2

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Arrodillada en el suelo, Samantha ataba los zapatos de un nervioso Samuel, que se contoneaba de un lado a otro, con sus manos juntas jugando con sus dedos.

Su madre le había dicho que tenía que presentarle a alguien importante, y aunque no soltó prenda de quien era, él intuía que debía ser una de esos amigos de su madre, esos que siempre acababan yendose.

Samantha se levantó echando un vistazo rápido a su hijo. El pequeño llevaba una de esas camisas que solo usaba cuando había algo que celebrar o tenía que causar buena impresión.

-Esto ya está... Ahora bebé ,ves al sofá e intenta no mancharte mientras esperas, ¿de acuerdo? -le dió un beso en la cabeza mientras asentía mirando hacia abajo. Luego Samantha suspiró, se colocó bien la blusa y volvió a suspirar. Y el timbre de la puerta interrumpió sus pensamientos.

Al instante, los dos miraron hacia la puerta, tensos, quietos. Aterrorizados.

Samantha le saludó bastante nerviosa y una sonrisa inconsciente cruzó la cara de Flavio al ver como la rubia le miraba de arriba a bajo, pero pronto su expresión embobada cambió por otra más nerviosa.

-Me alegro de que hayas podido venir. Yo quería presentarte a alguien... Y... Yo...

Flavio analizó su titubeo sin quitarle ojo, estaba empezando a preocuparse, en realidad ya lo estaba, pero ahora superaba sus límites.

-Vale -dijo él. Quería decirle que estuviera tranquila, pero ni él mismo lo estaba con tanto misterio.

Con un gesto con la mano, Samantha le llevó hacia el comedor dirigiéndole cerca del sofá de dónde salió un niño rubio caminando hacia ellos con su vista clavada en el suelo.

El chico le miró sin entender, luego posó su vista en Samantha y volvió a mirar al niño. No podía ser. Eran iguales.

Su boca se ensanchó al máximo.

-¿Qué...? -atinó a decir Flavio.

-Te presento a mi hijo, Samuel -tartamudeó Samantha. El pequeño levantó la vista, saludando con una manita y luego jugueteó con el borde de su camisa.

Flavio mantuvo la boca abierta.

Hijo, Samantha tenía un hijo. Su mente empezó a hilar un montón de pensamientos y el silencio se hizo en la sala.

Madre e hijo se quedaron allí, quietos, anclados al suelo esperando a que el moreno gritara, reprochara algo o simplemente se fuera. Pero no lo hizo, no se movió ni un centímetro. Al menos no hacía donde ellos esperaban.

Flavio dió un par de pasos hacía adelante y se agachó con las rodillas en el suelo.

-Hola -le extendió la mano-. Yo soy Flavio, me alegro de conocerte.

Como si le estuvieran mostrando un caramelo, el niño alzó la cabecita mirando con la boca abierta al chico. Cuando se percató de la mano levantada, Samuel levantó la suya extendiéndola con timidez.

-Hola -atinó a decir agachando su cabeza para mirarle por debajo de sus pestañas.

El aludido sonrió ante el gesto.

Un par de horas más tarde, Samantha acompañó al chico hacia la puerta.

-Gracias por venir.

-De nada, ha estado bien.

-¿De verdad?

-Sí. -Flavio sonrió con sinceridad.

brillo 》 flamantha one-shots Donde viven las historias. Descúbrelo ahora