✽Dioses: Los Titanes y el gobierno de los cosmos✽Yoonmin✽Terminada✽

✽Capítulo 35✽

Luego de tanto tiempo, al fin JiMin podía escuchar a los pájaros cantar en las mañanas, la luz entraba a través de su ventana y se escuchaba como el viento chocaba con las hojas de los árboles. JiMin estaba más que feliz de despertar así.

Sólo le faltaba una cosa, Yoongi, que el pálido le estuviese mimando mientras le decía cosas lindas en el oído, pero para JiMin era muy fácil soñar.

Con pereza sale de su cómoda y calentita cama, se pone sus pantuflas y baja al primer piso, allí se encontraban sus amigos preparando el desayuno.

-A JiMin le gustan los huevos cosidos, Seunghoon, no revueltos- le dijo Jinwoo a su novio mientras lo alejaba del sartén y saca el huevo revuelto dejándolo en un plato.

-Esto de hacerle un desayuno especial es agotador- comenta Hwiyoung mientras cortaba fruta.

-Es por nuestro amigo- le respondió Jinwoo.

JiMin sonríe al ver a sus amigos tan concentrados como lo estaban ahora, entra por completo a la cocina y sus amigos al verlo rápidamente, con lo que tenían ya hecho le dan el desayuno.

Todos comieron con alegría y calidez, hace mucho JiMin no sentía esa sensación de que estaba en su hogar.
Luego de haber compartido un gran momento, JiMin se alista para visitar a sus padres.

-¿JiMin?- dijo un hombre mayor al abrir la puerta y encontrarse con su hijo.

-Papá- responde feliz el rubio mientras abrazaba al señor el cual este corresponde.

-Hijo qué... ¿haces aquí?- pregunta su madre igual en shock.

-Pues... los vine a visitar- JiMin sin pedir permiso se sienta en el sofá con alegría y sus padres imitaron su acción sentándose al frente.

-Traeré café- anuncia su madre y desaparece en la cocina.

-Y cuéntame JiMin... ¿Dónde has estado?- pregunta con nervios su padre, JiMin no era estúpido, sabía que algo escondía.

-Pues... estudiando en el extranjero- miente.

-¿Y esas marcas?

-Tengo novio- responde el rubio, en realidad Yoongi no era su novio, pero parecido.

-Ese Dios...- murmura su padre pero no lo suficiente bajo como para que JiMin no lo escuchase.

-¿Cómo sabes que fue un Dios?- interroga el menor con el ceño fruncido, todo eso se estaba volviendo muy extraño.

-Traje café y galletitas- interviene la Sra.Park con alegría y alejada de la tensa situación.

-Papá... mamá, diganme ya lo que está sucediendo- pide con seriedad.

-Hijo no estamos...

-Y la verdad- interrumpe el habla de la mujer- toda la verdad.

-¡Señor!¡Señor!- grita uno de los soldados buscando a su Dios por todas partes.

-¡Por qué tanto escandalo, Minjae!- habla su Dios con enojo y observando al soldado con impaciencia.

-¡Ya sabe! Los humanos nos tracionaron, le contaron todo al chico-  anuncia el hombre intentando obtener más aire y regular esta.

-Sabía que no podíamos confiar en ellos- murmura el Dios- Minjae, busca a Jisoo y envía al mundo humano a un ejercito en busca de esos traidores- ordena el superior.

-¿Y qué haremos con... con JiMin, mi Señor?- cuestiona Minjae con algo de miedo en su voz.

-Traigando también.

El timbre de la puerta inundo el gran silencio en el que la familia Park se encontraba, después de confesar sus pecados JiMin no podía, al principio, creer en todo aquello, estaba feliz, en cambio, también decepcionado, enojado, pero feliz.

-JiMin nosotros... realmente lo lamentamos- se disculpa su madre antes de levantarse y caminar con lentitud a su puerta. Realmente no sabía que llegaría tan rápido al oído de su Dios.

Al abrir la puerta, la sorpresa que se llevó al ver a varios hombres con armaduras.

-Sra.Park- dijo el ya conocido soldado con frialdad.

-¿Es hora?- preguntó la mujer con miedo.

-Es hora- afirmó Minjae mientras hacía una señas a los hombres detrás de él para que entrasen y sujetasen a la mujer quien gritó por la impresión.

El sonido agudo del grito alarmó al rubio, por lo que se pusp de pie cuando vio a la variedad de hombres entrar a su casa.

-Park Kyuhyun, Choi Soohee, quedan arrestados a una condena infinita por traicionar a un Dios- habla Minjae con seriedad. Los otros soldados sujetaron a los Srs.Park y Minjae observa a JiMin quien le mantenía su mirada con seguridad.

-¿Esto es obra de Yoongi, cierto?díganle que no es gracioso, dejen a mis padres- pide JiMin, aunque se quisiese ver firme y confiado, el tono de su voz lo traicionaba al escucharse llena de miedo y sonando débil.

-Somos el ejercito estelar de Jinyoung, el Dios del tiempo- anuncia el soldado- arrestenlo también ¿qué esperan?- pide el chico con confusión al ver que sus compañeros no se movían en lo más mínimo.

-Pero Señor... su cuello...- habla uno de ellos.

Minjae observa el cuello de JiMin ve como el cetro de JiMin brillaba más de lo normal, aparte de eso, las varias marcas de su cuello las cuales ya estaban con un rojo menos intenso.

-Nuestro Señor dijo que lo lleváramos, hagan caso a sus ordenes y llévenlo- ordena Minjae y se va del lugar.

Como dijo el soldado, los otros se acercaron decisivos a capturar a JiMin, éste seguía en un trance por lo que, cuando quería actuar ya lo tenían aprisionado contra el pecho de alguno de ellos. No sabía en absoluto lo que estaba sucediendo.

Sólo que su madre lloraba y gritaba desconsolada y su padre tenía su mirada baja ignorando todo lo que sucedía a su alrededor.

-¡JiMin! Lo sentimos hijo, te amamos- le grita su madre entre lágrimas.

JiMin no respondió, aún estaba analizando todo, ya no tenía salida, sólo quería estar con su Señor en una cama mientras se mimaban y se decían cosas lindas ¿Tanto problema había para concederle ese pequeño deseo?

Pensando que no había otra salida se deja llevar hacía un gran carruaje, los sientan a los tres allí y los encierran. Siente como el carruaje comienza a moverse y observa por la ventana de rejas, estaban volando.

-Lo siento hijo, lo siento- se lamenta su madre aún con sus ojos llenos de lágrimas.

JiMin sin responder siente una picazón en su cuello y ahí lo supo. El collar, con su mano agarra el dije y sin pensarlo dos veces lo presiona, haciendo que la hermosa rosa roja viva quedase en un color marrón apagado. Su Señor vendría por él y los salvaría, de eso estaba seguro.