✽Capítulo 08✽

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✽En algún lugar del cielo.

-¿Lo viste?

-Sí Señor... tiene la marca...

-¡Lo sabía!- exclama con enojo- es hora de que Momo tome cartas en el asunto... no puedo permitir que ellos se den cuenta.

-¿Ll-llamo a...

-NI SE PREGUNTA- grita mirando a su sirviente- VE Y LLAMALA

-S-sí señor- rápidamente se va del lugar en busca de la hermosa e inocente chica.

-¡Vamos JiMin!¡Vamos! Haremos un ...RRRRUM TOUR- grita Yeonjun entrado a la habitación del recién despierto.

-Ummm... Yeonjun ¿Qué quieres?- exclama JiMin adormilado mientras se sienta en la cama y aleja sus legañas de sus ojos.

-¿Cómo que "qué quieres"? Ya te dije haremos una recorrida al palacio para que no te pierdas cuando no esté.

JiMin suspira y se levanta, da un suspiro mientras va a su armario y agarra una ropa cualquiera, se mete al baño y se viste, sale y mira a el intruso en su cuarto.

-¿No podré desayunar antes?- pregunta con voz gruesa y calmada.

-Desayunas en el camino ¡andando!- exclama con felicidad el alto mientras agarra la mano del peli-rosa y salen del cuarto con apuro.

Al llegar a la sala de estar en el primer piso Yeonjun mira alegre a JiMin.

-Bien empezaremos por el principio, esta es la sala de estar, te preguntarás  "¡ohh mi guapísimo Yeonjun! ¿Por qué no hay personas aquí?" Pues te diré mi querido Jiminie que la gente de aquí no puede se vista por el amo- explica alegre Yeonjun mirando a Jimin y abrazándolo por los hombros.

-¿Y por qué?

-Porque el amo detesta ver el rostro de los trabajadores de aquí por el simple hecho que nadie soporta sus horrible rostros... las Erinias son mujeres realmente horrorosas- responde y suspira admirando el lugar- como sea, el reino es un lugar como las mansiones de tu mundo sólo que no tiene algunas cosas que tienen habitualmente allá como; las televisiones, libros y otras cosas.

JiMin asiente admirando la sala, un lugar como cualquier otro sin contar las enumeración de cosas que no había de parte de Yeonjun, pero aparte de eso, habían sofás, una mesita y ventanas. Pasaron al comedor y era igual que cualquier otro, luego de ello subieron al segundo piso donde habían varias puertas y el pasillo, sabía bien que la última puerta era su cuarto y que la primera del lado izquierdo era el despacho de su "Señor", abrieron puerta por puerta observando cuartos, baños y más cuartos, todo normal pero lo que le interesaba a JiMin era; ¿Dónde estaba su Señor que decía que iba a cuidarlo?

-¿Yeonjun, dónde está el Señor?- interrumpe al nombrado quien contento hablaba de la hermosa decoración de cada cuarto.

-Pues... debe estar arreglando algunos asuntos con las almas recién llegadas, no estará siempre para protegerte por eso estoy aquí. Como sea ¡Ves el tapiz! Yo amo los tonos que tiene...

JiMin suspira en desacuerdo, su Señor debía estar siempre para cuidarlo, no le interesaban esos tapices, debía buscar a su Señor, algo le decía que debía, que algo andaba mal y lo haría. Deja a un Yeonjun hablando de ahora las alfombras peludas en un cuarto y sale del reino, admira el pasto quemado y luego todo a su alrededor, la tierra no era recta como llanura, tenía bastantes curvas y pequeñas montañas, camina con cuidado de no tropezar o caer de las curvas del piso, ve a varias almas perdidas observarlo con dolor; perdidos.

Sigue su caminata, no sabía a donde se dirigía, sólo sabía que cada paso que daba hacía una dirección incorrecta su marca le ardía por lo que sabía que por ahí no era. Siguió y siguió caminando hasta que llegó a un pequeño campo vivo, confundido se detiene en medio de este, el pasto era verde y vivo, sin un rastro de ceniza en el, también habían árboles y flores por donde se veía, en el cielo, en ese pequeño lugar, una bola que se suponía era el Sol alumbraba sólo esa parte.

-¿Puedo ayudarte?- pregunta una voz femenina detrás de él.

Jimin da media vuelta y admira a la chica, se sorprende al ver tal joya, era el ser más precioso que había visto, sus ojos y labios eran grandes, su cabello era dorado como el Sol y su cuerpo tallado y pulido por los mismos Dioses, aunque ella seguramente fuese una.

-Umm... ¿Tú... tú quién eres?- pregunta JiMin aún embobado por la belleza de aquella chica.

-La dueña de éste lugar... la esposa de Hades.

Espera... ¡Qué! El sueño de JiMin había caído del cielo al infierno ¿Esposa de Hades?¿De ese Dios cara dura? El peli-rosa frunce el ceño, ahora que veía bien a la chica, no era tan bonita, sus ojos parecen que se salían de sus órbitas y su sonrisa era fea, sí muy fea, su piel era muy pálida y su cabello hasta lo mareaba de lo brilloso que era, no sabía lo que le había visto su Señor a la chica.

-Ah- si minimiza a responder JiMin con los brazos cruzados, mirando a la chica con su mirada seria y sus brazos cruzados- Soy JiMin... soy...

-Tu no eres nadie para estar aquí... eso sos- lo interrumpe una voz gruesa a su lado, JiMin mira a su lado y allí estaba su Señor mirándolo con desinterés.

-¿Cómo...?

-¿Cómo supe que estabas aquí? Simple, no puedes escaparte como así, recuerda que estás en mi tierra, aquí todo el mundo te vigila, todo el mundo son mis ojos.

-¡Señor...! Tanto tiempo- los interrumpe la chica con una sonrisa leve, Yoongi se la corresponde y se acerca a ella para abrazarla y dejarle un beso en la mejilla, Momo se sonroja sonriendo y se aleja el cabello del rostro dejándolo detrás de su oreja.

-Vete al reino JiMin, te veré allí- dice Yoongi mirando al chico.

-Pero...

-Andando pequeño ¡te me perdiste! Te hablaba de lo hermoso que son los tapices- aparece Yeonjun enojado y cargando a JiMin como bolsa de papas.

-¡Baja baja!- protesta JiMin enojado y en un abrir y cerrar de ojos los dos jóvenes desaparecen.

 ✽Dioses: Los Titanes y el gobierno de los cosmos✽Yoonmin✽Terminada✽  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora