Un año después...
Extiendo las fotografías en la mesa y me cruzo de brazos ansiosa. Muerdo mi labio inferior mientras mi jefe analiza mi trabajo.
- ¿Bien? – pregunto nerviosa, pero a la vez confiada. Felipe me mira sin ninguna expresión.
-Madison. – deja caer una fotografía en su escritorio y mueve su silla de un lado a otro. – No es el enfoque que te pedí.
-Lose, pero esto puede llamar la atención de...
-Vuelve hacerlo. – sentencia. Su celular suena y se voltea. – Y cómo te dije.
Recojo mi trabajo y salgo de su oficina. Me había encargado fotografiar una exhibición de arte en un museo, pero me pareció algo aburrida. Pensé que no atraería al público y casualmente enfrente estaban haciendo una competencia de baile callejera y me pareció divertido y atractivo, pero creo que mi jefe y yo pensamos diferente.
Ya dentro de mi carro, dejo mi cámara en el asiento de copiloto y le llamo a Marcus, mi novio.
-Cariño. – saluda en cuanto contesta. – ¿Cómo te fue?
-Mal. – bufo. – Debí hacer lo que me pidió Felipe, a este paso conseguiré que me despidan.
-Ya será para la próxima. – contesta. – ¿Cenamos esta noche?
-Claro. – suspiro. – ¿En mi casa?
-A las nueve. – responde. – Es una cita.
Cuelga y arranco el carro. Marco el número de mi papá, pero no contesta. Es la quinta vez que le marco durante el día y no me ha contestado, no sé si preocuparme o no. Seguramente está metido en su oficina con la computadora haciendo sus inventos. Me estaciono fuera del supermercado y pienso que podría hacer de cenar. Tal vez puedo hacerle una pizza...
El timbre de mi celular me saca de mis pensamientos, miro la pantalla y sonrío.
-Mujer, arregla ese culo porque vamos a salir. – escucho la voz de mi mejor amiga, Nikki.
-No puedo, Marcus vendrá a cenar. – contesto mientras miro el estante de la tienda buscando salsa de tomate. – Y estoy comprando las cosas para hacerle mi especialidad, pizza.
- ¿Es una maldita broma? – pregunta elevando la voz. – ¡Esta es la noche querida!
- ¿Qué...?
- ¿Y si esta noche te pide matrimonio? – susurra. – ¡No puedes hacer pizza!
- Oye mi pizza es la mejor. – me hago la ofendida. – Pero ¿tú crees que...?
- Ya llevan casi dos años.
¿Y si Nikki tenía razón? Amo a Marcus, pero la verdad no me había puesto a pensar en esa clase de futuro con él. Ni siquiera habíamos hablado de un futuro juntos en ese sentido, cada quien vivía en su propia casa y ni siquiera se si quiere hijos. Es importante saberlo antes de casarte ¿no?
- ¿Maddy?
- ¿Entonces que cocino? – pregunto. Los nervios empezaron a invadir mi cuerpo. –
-Prepárale su comida favorita.
-Su comida favorita es sushi. – digo. – ¡Pero no se hacer sushi!
-Cómpralo. – responde. – No se dará cuenta.
- ¿Tú crees? – pregunto y su risa me lo confirma. – Tienes razón, es Marcus. Se come lo que sea.
Acepto mi realidad y manejo hacia uno de los mejores restaurantes japoneses de la ciudad. Entro al restaurante y me acerco a la caja donde atienden, tomo el menú y veo que pedir. El joven que me atiende me sonríe amable.
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En la mira
Romance-Dijiste que nunca matarías a una persona. -Alguien me dijo que a veces hay que ser lo suficientemente valientes por las personas que amamos. - susurro y me atrevo a besarlo. Madison Wide y Cole Parks son polos opuestos. Ella habla hasta por los co...