Prólogo

346 13 0
                                    


Escucho el grito de mi padre y dejo el sartén en la estufa para correr a ayudarlo. Entro sin tocar a su estudio.

- ¡¿Estas bien?! – exclamo. Suspiro con cansancio al ver como se chupa el pulgar y sale humo de una de sus máquinas. – Diablos papá, me asustaste.

-Perdón Maddy. – me dice con dulzura y no puedo evitar sonreír. Me encantaba cuando me hablaba con ese tono. – Estoy tan cerca.

Dejo de sonreír y me acerco a él.

-Toma un descanso. – le digo. – La comida esta lista.

-Más de rato Maddy, ahora estoy ocupado.

Exhalo con frustración y cansancio. Me molestaba que hiciera eso, se supone que vine a comer con él, a convivir con él y pasar el domingo juntos. Era algo que hacíamos desde que me mude para vivir sola, cada domingo venía a cocinar y comíamos juntos, veíamos películas o jugamos juegos de mesa, pero la mayoría de las veces se la pasaba encerrado en su estudio con su tecnología. Ni siquiera le había podido presentar a Marcus, no quería invitarlo y pasar la vergüenza de que mi padre no este presente o empiece a hablar de sus inventos.

Me siento sola en la mesa y comienzo a comer la pasta que hice. Sonrío para mi misma orgullosa de lo que delicioso que me había quedado, le guardaría un poco a mi papá, aunque seguramente lo comería días después. Mi celular vibra y sonrió aun más al ver quién es.

-Hola amor. – saludo en cuanto contesto.

-Hola cariño. – habla Marcus del otro lado. – ¿Cómo esta tu padre?

Le había mentido diciéndole que mi padre se sentía mal y que por eso no lo había podido traer a la comida. Miro la puerta cerrada del estudio de mi padre.

-Un poco mejor. – contesto. – Está descansando ahorita.

Ya quisiera.

- ¿Estas bien? Suenas rara Madison.

Solo me decía Madison cuando está preocupado.

-Si... solo estoy un poco cansada. – conteste intentando sonar más animada. – No te preocupes.

-Hagamos como que te creo. – dice y sonrío levemente. – ¿Te parece si en la noche voy a tu casa?

-Me encanta esa idea. – contesto. Nos despedimos y cuelgo la llamada.

Me animo un poco porque ya sabía lo que pasaría esta noche. SEXO. Me levanto y comienzo a lavar mi plato mientras hago un baile de felicidad. Guardo en el refrigerador un plato con pasta para mi padre y toco la puerta de su estudio.

-Ya me voy. – le aviso con un grito y no obtengo respuesta.

Ruedo los ojos y me dirijo a la puerta para irme.

- ¡Adiós Maddy! – escucho que grita antes de que salga de su casa.

Me subo a mi carro y conduzco hacía mi departamento. Sonrío ansiosa solo de pensar en la noche y lo que pasara. Hace como un mes que Marcus y yo no habíamos podido tener sexo por culpa de nuestros trabajos y más el suyo, que le exige viajar de vez en cuando.

Cuando ya estoy en mi casa, me encuentro mirando mi cajón donde guardo mi ropa interior. Me doy un baño y me lavo con mis jabones que tienen aroma a dulces y flores. Salgo envuelta en una toalla y elijo mi lencería que tengo que para ocasiones especiales. Y esta lo era. Me envuelvo en una bata de tela delgada. Suelto mi cabello y lo peino con mis dedos. Escucho como tocan la puerta y voy ansiosa. Abro la puerta y me encuentro a Marcus con una botella de vino. Trae puesto un pantalón negro y una camisa de botones azul. La camisa estaba desabrochada de arriba dejando ver su pecho. Me da una seductora sonrisa y mira mi cuerpo cubierto por la bata. Le doy un beso en los labios y lo dejo pasar. Voy por dos copas a la cocina y me acerco de regreso a Marcus.

-Tu favorito. – me dice levantando la botella.

-Bebamos en mi cuarto. – le digo y me sigue a mi cuarto.

Nos recostamos en mi cama y Marcus sirve el vino en las copas. Le doy un trago y lo miro.

- ¿Cómo te fue hoy? – le pregunto. Marcus también tenia que ir a trabajar los domingos.

Marcus soba su cuello y le da un trago a su copa.

-Algo ajetreado. – dice. – No quiero pensar en el trabajo, me estreso solo de pensar en eso.

Sonrío y acaricio su mejilla.

-Pues piensa en otra cosa. – me acerco a besarlo y pongo mi mano en su nuca. – Estas algo tenso.

Marcus me quita mi copa y la deja en la mesa junto con la suya. Me pongo encima de él, con mis piernas en ambos lados de su cuerpo, me atrae hacía él y nos comenzamos a besar. Froto cadera con la suya y jadea en mi boca. Sus manos van hacia el listón de mi bata para desabrocharla, me separo de sus labios y queda recta encima suyo, esperando a que me desnude. Abre la bata lentamente y ésta cae por mis brazos dejándome en lencera. Marcus se relame los labios y se sienta escondiendo su boca en mis pechos. Suelto unos gemidos cuando nos empezamos a frotar ansiosos. Gimo en su oído y desabrocho su camisa. Queda desnuda de su torso y prosigo con su pantalón, no traía cinturón así que eso me facilito la tarea. Me separo de él para bajar su pantalón junto con su bóxer. Subo lentamente e introduzco su pene en mi boca sin despegar mi mirada de él. Marcus se recarga en la cama con sus codos y echa la cabeza hacia atrás gimiendo mientras comienzo a hacer movimientos con mi lengua saboreándolo todo. Lo tomo con mi mano y combino los movimientos de mi boca con mi mano. Marcus arruga la sabana en sus manos y me toma de los hombros para separarme, sus manos van a mi cintura y me pone encima de él, ansioso de comenzar con lo bueno.

Sin quitarme las bragas, hago a un lado la tela de manera que solo dejo expuesto un poco de mi sexo para entrar. Tomo su miembro parado y lo acomodo debajo de mí, bajo introduciéndolo en mí, Marcus y yo gemimos al unisonó. Comienzo a moverme lentamente mientras él acaricia mis pechos por encima de la tela de mi sostén. Me acerca a él y quedo recostada encima de él mientras él aumenta los movimientos con su cadera haciéndome gemir más fuerte. Me levanto un poco para mirarlo mientras doy pequeños saltos provocando que Marcus suelte varios gemidos que atrapa en sus labios. Me enderezo por completo y levanto mis brazos sosteniendo mi cabello para que no me estorbe en el rostro. Marcus muerde su labio inferior y me toma del trasero, aumentando el ritmo. Estoy cerca del orgasmo cuando veo que Marcus ya llegó, comienza a moverse frenético y me acerca a él, abrazándome mientras me penetra con fuerza. Dejo que la sensación de mi vientre se expanda y siento como el mi cuerpo se tensa por unos segundos, donde me muevo con la misma velocidad y fuerza que Marcus hasta que siento como mi cuerpo se relaja y me quedo recostada encima de él, recuperando el aliento.

-Te amo. – esas palabras salen de mis labios sin aviso. Nunca lo habíamos dicho antes.

Levanto mi cabeza para ver su rostro, Marcus sonríe levemente y acaricia mi cabello.

-Yo también te amo.

Y hace mucho que no me sentía tan completa como en ese momento.

En la miraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora