Capitulo 11

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Algo tarde, pero vale la pena :))



Sigo a Clara a su habitación. Al entrar, se dirige a su closet que está lleno de ropa. Creo que aquí dentro cabe otra habitación. Me acerco donde están colgados los vestidos, acaricio la suave tela entre mis dedos y no puedo evitar sonreír.

-Elige el que quieras. – me dice dulcemente Clara. Volteo a verla y noto que me está viboreando con una mueca. – Aunque de seguro necesitaremos ajustar el vestido. Estas muy flaca.

-No todas tuvimos la suerte de nacer con esas curvas.

-Esto, querida. – desliza sus manos por su pronunciada cintura deteniéndose en sus caderas. – Lo construí con los años.

Se pone a mi lado y empieza a ver los vestidos.

-Creo que deberías usar algo rojo. – dice.

- ¿No es muy llamativo? – pregunto.

-Mmm, lastima. – me mira. – El rojo es tu color.

Sigue viendo los vestidos con una mueca. Parece no decidirse y no entiendo porque, si ella de seguro eligió esos vestidos.

-Este es el indicado. – saca el vestido y me lo enseña. Lo observo fascinada, creo que nunca en mi vida había usado algo tan elegante o hermoso. Ni siquiera mi vestido de graduación. – Pruébatelo.

Asiento y lo tomo con cuidado. Clara sale de la habitación para darme privacidad y me miro al espejo. Me desnudo quedando solamente en bragas y deslizo las piernas por el vestido con cuidado. Subo hasta ponerme los tirantes y acomodo la parte del escote.

El vestido es azul oscuro de una tela que hace que brille un poco, como si fuera metal. Sus tirantes son tan delgados que apenas se notan y el vestido se ajusta a mi silueta quedando flojo de las piernas. El escote es discreto y elegante a la vez, aunque si alguien se acerca lo suficiente puede que vea un poco más de lo que se debe.

Aliso el vestido con mis manos y me vuelvo a mirarme en el espejo, pero descubro a Cole mirándome desde la puerta.

- ¿Cuánto llevas ahí? – pregunto sin dejar de mirarlo por el espejo. Observo como se va acerca lentamente, como si estuvieras midiendo sus pasos.

-Lo suficiente. – responde. Se coloca detrás de mí y sigo sin despegar la mirada de la suya. Siento su mano acariciar mi espalda y aprieto mis labios. Escucho el sonido del cierre. – Listo.

Desvío la mirada y me observo en el espejo con la cabeza ladeada.

-Te ves hermosa. – murmura. – Si es eso lo que te preocupa.

Mis labios forman una pequeña sonrisa involuntaria y respiro hondo. Me volteo y lo encuentro aún más cerca que antes.

-Solo te falta esto. – miro su mano y me tiende una máscara adornada con brillos y lentejuelas, que solo cubre la parte de mis ojos.

-Gracias. – le digo y lo miro a los ojos. – Y gracias también por acceder en esto.

-No estoy de acuerdo, pero no las dejare solas. – contesta y mete sus manos en los bolsillos de su pantalón. – Alguien tiene que hacerse responsable.

-Sabes que lo hubiéramos hecho con o sin tu ayuda ¿verdad?

Se encoge de hombros.

-Qué bueno que acepte entonces ¿no?

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