Capítulo 6: Acusaciones.

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Capítulo 6:
«Acusaciones»

Al día siguiente cuando estoy lista para ir al Instituto bajo corriendo las escaleras con la mochila colgando de mi hombro derecho. Cuando entro a la cocina observo a mi madre moviéndose de lado a lado con una taza en una mano y una revista en otra. Ella levanta la mirada cuando siente que alguien ha entrado.

—Buen día cielo— me muestra una sonrisa de oreja a oreja.

—Buen día— respondo tomando asiento en un taburete. Coloco mi mochila en el taburete del lado.

—Aquí tienes tu desayuno preferido.

La boca se me hace agua al notar el plato de panqueques que Celia ha puesto delante de mis ojos. Esto no se ve todos los días.

—La vas a engordar— dice mi madre formando una mueca con sus labios.

Celia la mira como si estuviese loca y con sus razones, porque mi madre si está loca. Al ser diseñadora de modas está obsesionada con los cuerpos, le gusta mantener un régimen alimenticio adecuado, dietas y todo eso. Mi hermana y yo hemos sufrido eso; no podemos comer lo que queramos, solo se nos está permitido comer chucherías los domingos, una sola vez al día y una cantidad considerable, no la cantidad que quisiéramos ingerir. Aunque sinceramente le agradezco todo eso, ya que tengo un cuerpo (se podría decir) adecuado y deseado por muchas. Decirle loca suena exagerado, pero está casi cerca.

—Me voy— informo, cuando he terminado el desayuno.

—Te llevo— dice mi madre colocando la taza en el fregadero y entrando la revista en su bolso.

—Es raro que aún estés en casa— le digo volviendo a colgar la mochila de mi hombro derecho— siempre te marchas más temprano que yo.

—Hoy entraré más tarde a la oficina— dice empezando a caminar.

—Nos vemos más tarde, Celia— me despido.

—Que tengas buen día, cariño.

—Gracias.

Sigo a mi madre por el gran salón.

—Quedé de tomar el desayuno con unas nuevas diseñadoras. Me presentarán sus diseños— continúa.

—Bien— me limito a decir.

Ya en el auto mi madre me va hablando sobre sus diseños y los planes que tiene, también me habla de una gala a la cual quiere que asista con ella, yo me limito a escucharla en todo momento, me encanta cuando me habla de sus proyectos. Mi madre es una mujer con muchísima visión y ni hablar de lo talentosa que es. Ha tenido la oportunidad de colaborar con muchos diseñadores famosos. Ella se merece todo esto y más. Mi madre no tuvo una juventud muy buena, que digamos. Viene de una familia de escasos recursos. Ha tenido que trabajar desde muy joven para ayudar a su madre, mi abuelo falleció cuando ella era muy pequeña. Mi abuela trabajaba en casas de familias para poder sobrevivir y darle techo y que comer a mi madre y a mi tía, que en ese entonces era una bebé. La vida de mi mamá cambió cuando conoció a mi padre en la Universidad, gracias a una beca pudo estudiar arquitectura en una de las mejores universidades de USA. Lo de ellos fue amor a primera vista, según lo que nos contaron a mi hermana y a mi. Mi padre venía de una familia millonaria, ayudó a mi madre poniéndola en contacto con los mejores diseñadores del Estado, ya que ella en su tiempo libre tomaba cursos y talleres de moda, así mi madre obtuvo su primer trabajo haciendo lo que le gustaba. Cuando finalizaron sus estudios años más tarde se casaron.

—Claro que te acompañaré a esa gala, madre— digo después de un rato.

Veo como la emoción se adueña de su cara.

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