Prólogo.
Lo miré a los ojos, esos ojos que tanto detestaba.
Maldita sea el día en el que lo conocí.
Maldita sea el día en el que nuestros padres se conocieron.
Maldita sea el día en el que me di cuenta que todo el "odio" que le tenía, no era más que una apasionada atracción.
Se fue acercando cada vez más, sentía su nariz chocar suavemente con la mía, hasta que sus labios rozaron los míos.
¿Cómo es que esta maldita atracción trajo tantos problemas?
Llevaba más de 12 años ocultando lo que sentía, como para que venga este chico rubio y deshaga mis mentiras.

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Atracción → l.h
Hayran Kurgu»Pueden odiarse, pero no pueden negar su terrible atraccion«