5. Arena, ideas cautivadoras, la luna brillante y amor entre las olas

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Capítulo 5: Arena, ideas cautivadoras, la luna brillante y amor entre las olas.

Después de la terrible resaca, se retiró de mi habitación y se dirigió a la suya a descansar.

No tengo recuerdos de esa noche de copas, ni Kakyoin. Lo único que está en mi memoria es su baile espléndido.

Establecimos una amistad desde ese entonces. Por casualidad, él también estará un mes hospedado en esta isla. Le encargaron diseñar más prendas para la pasarela de su empresa con la que comparte trabajo.

Una de esas ocasiones, tuve la oportunidad de observar sus dibujos. Son increíbles, me sorprende la gran habilidad de los artistas. Crean obras majestuosas, sin embargo no es un pasatiempo en el que me dedique.

Kakyoin invitó la comida. Entramos al restaurante del hotel, y ordenamos nuestros platillos.

— Tu manera de ser tan amable me recuerda a mi madre.— comenté mirando la asombrante vista hacia el mar.— Ella tiene un gran corazón, y nadie la merece en este mundo tan cruel.

— Me hace feliz saber el dato. Suena absurdo, pero me gusta.

No sabría describir las sensaciones que he estado sintiendo estos días estando a su lado. No lo demuestro, pero lo disfruto. Si nuestra relación acaba cuando las vacaciones den su fin, me dolerá hasta el alma dejarlo ir a su destino.

Pensar demasiado en ello me borró la sonrisa del rostro.

— Jotaro, me gustaría que me acompañaras esta tarde a la playa. Necesito ideas y me agradaría si aceptarías ser mi modelo para retomar mi inspiración.— pidió amablemente dibujando una sonrisa.

Como me encantaría acariciar ese mentón.

— Claro.— acepté gustosamente.— Te ayudaré con las ideas.

— Te lo agradezco, Jotaro.

Sus ojos, combinados con su sonrisa es auténtico, una maravilla de este mundo. Ese iris lila, con el brillo natural del sol, causa que me pierda en su mirada.
Sus labios, rosados, delgados y a la vez carnosos. A simple vista se notan los cuidados.

Tan deseables.

Por dentro moría de hambre, mi estómago rugía fuerte. A súplicas me pedía comida.
Con suerte, la mesera llegó con nuestra comida.

Alguna vez intenté ser vegano. No por moda, la hipocresía en mí es fatal. Estudiar animales del mar y los esté digiriendo, desde mi perspectiva da una mala imagen de mi persona.
Siempre me imaginé el título en las revistas:

"Biólogo se come las propias especies que estudia."

Pero, lamentablemente la mayoría tenemos la adicción de consumir carne sin que nos demos cuenta de ello. No hay mayor duda que la carne del animal es jugosa y una delicia. Sin embargo, los animales no existen para sufrir por nosotros.

Todas las ideas recorrían por mi mente mientras Noriaki me hablaba acerca de su trabajo diario.

¿Cómo puedo concentrarme en ambas cosas? Ni yo tengo la respuesta.

— Mis horarios son muy justos, apenas y tengo tiempo para mí. Por eso, estar aquí me relaja, la brisa y el calor es algo que adoro desde niño.— dio a conocer.

— Estoy acostumbrado a este ambiente, pero no significa que me deje de gustar. Me gusta más el mar que la propia tierra.

Ambos acabamos de comer. Él pagó la cuenta y nos dirigimos directamente a la playa de la isla.

ᴡᴀᴛᴇʀᴍᴇʟᴏɴ sᴜɢᴀʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora