16. Invitaciones engañosas, ángeles brillantes, y declaraciones del corazón

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Capítulo 16: Invitaciones engañosas, ángeles brillantes, y declaraciones del corazón.

— Tenemos que avanzar con los temarios, de lo contrario no aprenderán lo más básico de la biología marina.— puntualicé.— Sé que en un principio indiqué que me compartieran sus ideas.

El pelirrojo calló, regresando su vista a la hoja de sus apuntes.

Continué con la sesión, explicando cada uno de los puntos que anoté en la pequeña pizarra verde.

Me agradaba mi trabajo, colaborar con personas de mi misma edad o de edad universitaria me ayuda a actualizarme con las nuevas tendencias que surgen durante el año. No obstante, ser maestro de primaria me inconforma, no me hace sentir a gusto, convivir con niños altera mis neuronas y me es difícil llevar a cabo la situación.

Acabó la clase, y la gente iniciaba a salir por la puerta de salida,a excepción de una persona.

— Jotaro Kujo, ¿aceptas mi propuesta de cenar al restaurante "Passerini"? Solo para que puedas relajarte un rato, te noto muy tenso.— propuso esperando mi aceptación.

Sí, él estaba en lo correcto, pero él es quien me tenía en ese estado.
Mis manos temblaron ante su invitación, y la gorra comenzaba a molestarme, era el factor principal la cual ya hacía calor.

— ¿Qué clase de intenciones tienes? No pienso caer en tus sucios planes.— revelé, guardando algunos libros que se hallaban sobre el escritorio.

— No tengo ninguna intención oscura, que aún me tengas afecto no es mi problema.— declaró, recogiendo el pequeño bolso que portaba.— Solamente me interesa la respuesta. ¿Si o no?

Jugaba con mis decisiones, aunque él no tuviera la menor idea de cuales eran mis opciones. ¿Para qué arriesgarme a sufrir de nuevo? Ahora mismo me siento en el mismísimo infierno ardiendo en calor. Las llamas es lo único que lo decoraba, y la tierra es rocosa.
Sinceramente no quiero volver a estar en el inframundo.

Me había prometido a mi mismo no seguir con este enamoramiento platónico. Me es inevitable.
Ese rizo tan peculiar que lo caracteriza en todo momento las ganas de besar esos suaves labios se intensifica.

— Aceptaré por cortesía y con una condición. No cenaré nada y no quiero que invadas mi espacio personas. ¿Entendido?

Afirmó moviendo la cabeza.

Se retiró del lugar, dejando el salón totalmente vacío, acompañado de mi presencia.
Hice lo mismo, dirigiéndome a mi hogar con algo de prisa.

Entré rápidamente al lavabo del baño, mojando mi rostro con fuerza y tallando mi piel.
¿Viajaba profundamente en un sueño? Otra vez esos sentimientos comienzan a florecer como girasoles abriendose en pleno verano.
Las gotas caían al agujero, mientras observaba mi rostro en aquel espejo pequeño. Mis cejas de desacomodaron, mis labios brillaban más de lo normal.

Las ganas de derramar lágriman incrementaba, logrando humedecer el borde interior de mis párpados.

De nuevo, visité la perdición, la misma cuando oí aquella conversación entre Kakyoin y Odette.
Ese recuerdo lo tengo a la perfección, me encerré en la habitación, penetrando cada muro con el humo del tabaco.

Necesito un cigarrillo.

Me sequé la cara con la toalla que tuve a la mano. Caminé hasta la cocina, justo donde guardo la cajetilla de cigarros.
Lo prendí, invadiendo mi mente con esas imágenes que quedaron proyectadas de por vida. El mar, el olor a sal, la dulce brisa, el cantar de las aves y ese chico, Kakyoin Noriaki. Ese mismo, quien me demostró lo que es enamorarse profundamente por el color de sus ojos, por lo suave que era su piel, lo que es emocionarse por ver a esa persona especial.

ᴡᴀᴛᴇʀᴍᴇʟᴏɴ sᴜɢᴀʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora