6. Besos apasionados, envidia infernal, y una pelea inesperada

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Capítulo 6: Besos apasionados, envidia infernal, y una pelea inesperada

— ¿Estamos hablando del pasado o del presente? — indagué mirándolo por debajo de mi hombro. 

— Ambas.— contestó.

— ¿Te agradaría descubrirlo? 

Las manos me sudaban, y el corazón aceleraba más por cada minuto que pasaba. Esperaba su respuesta pacientemente, mientras tensaba mi cuello.

— Sí, me gusta saborear el peligro.— confesó separándose de mi hombro derecho.

— Me agradas Noriaki.— mis dedos fueron en dirección a su mentón.— Que quede claro que puedes soltar el puño si es necesario.— avisé retomando mis agallas. 

No lo pensé más, y jalé su rostro al mío, llegando a rozar nuestros labios. Esperé el golpe en mi pómulo, pero no fue así. Me dio a entender que puedo continuar con mi plan.

Acerqué más mis labios, uniéndolos en un profundo beso. La explosión de sabores llegaron a tocar la punta de mi lengua, su mano en mi rostro solo hacía que quisiera más. 
Mi corazón brincaba de felicidad, me sentía como un niño recibiendo su regalo de cumpleaños. 

Me separé jadeando, el beso me dejó sin oxígeno. 

Al final de todo, mis ilusiones fueron reales, y se convirtieron en más que un sueño deseado. 

Las mejillas de ambos rebasaban las temperaturas, además que el clima del lugar es caluroso. El tono carmín de su cabello combina perfectamente con sus pómulos ruborizados. 

— Ahora sabes si me he enamorado de un pelirrojo.— comenté con una sonrisa triunfadora.

— Con el debido respeto, tendré que aclarar más las cosas. 

Sin previo aviso, se abalanzó a mí, uniendo una vez más nuestros labios en un apasionado beso. 

Me siento vivo de nuevo. 

Nos paramos de la banqueta, y decidimos volver al hotel a descansar. Cada quien durmió en su dormitorio, no sucedió nada esta noche. 

Al día siguiente, no tuve la oportunidad de verlo por la mañana, tenía que presentar sus primeras ideas ante la empresa. Aproveché el tiempo de caminar y conocer más la isla pequeña. Entré a una sucursal de ropa, necesitaba renovar mis outfits, y este es lugar indicado para comprar camisas con un estilo tropical.

Me probé unas cuantas, y ninguna fue de mi agrado. Salí de ahí y tomé el camino al lugar donde acordamos Kakyoin y yo vernos. 

Mi día comenzaba excelente, a excepción de una persona. Por mala suerte, me topé con Rohan Kishibe, en la pequeña fila para el bufé del día. 

No tenía las ganas de enfadarme, quise dar la media vuelta cuando una mano me detiene. Giré mi rostro, y fue el peor error que pude cometer.

— ¿A donde vas? — preguntó el de cabellos verdes con una mirada asesina.

— Y a ti que te importa. Sigue con tus asuntos, estoy seguro que son más importantes que yo.— contesté molesto y con ganas de romperle la cara.

— ¿Cuándo vas a madurar, Jotaro Kujo? Nunca olvidaré tu expresión de niño la primera vez que me acerqué a ti. ¿Qué? ¿No quieres verme la cara porque soy tu ex pareja? — cuestionó sarcásticamente.

— Es más que eso, me hiciste daño, no te vuelvas a acercarte. Eres una simple escoria.

Mi paciencia se agotaba, no soy una persona que controle a la perfección sus emociones. El enojo no está en mis manos, soy una persona totalmente diferente. La ira me consume el cuerpo completo.

ᴡᴀᴛᴇʀᴍᴇʟᴏɴ sᴜɢᴀʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora