Ume: Vaya, la luz se ah ido.
Mei empieza a sentir las manos de alguien más, quien, al abrir los ojos la espera con una sonrisa mientras acaricia su espalda.
Yuzu: No sabía que eras sensible ante este tipo de ruidos, que te parece si nos sentamos en el sillón, será más cómodo estar allí.
Mei: S-si, ¿Podría ir al baño?
Yuzu: Claro, está por allá.
Mei: Gracias.
Mei se levanta intentando ocultar algo evidente, estaba ruborizada.
Yuzu tomó una mantita de los cajones y espero para ponérselo a Mei, ese gesto, la expresión de su rostro le generaba una cierta sensación de empatía a Yuzu, el miedo, algo que todo ser humano tiene en común, era lo que generaba en Yuzu que este muy atenta con el comportamiento de Mei, y atenderla También.
Mei salió del baño, Yuzu colocó la manta sin decir nada en su espalda, y de los hombros la sentó en el sofá, Matsuri estaba armando el juego, jugarían Jenga.
Ume no decía nada, solo sacaba otra cerveza de la nevera mientras veía el comportamiento de su hija, ese que no veía desde hace mucho.
Matsuri: Bien, comenzamos, puedes tirar los dados Mei-san.
Mei tiro los datos y según el color, empezó con delicadeza a sacar la pieza del Jenga.
Yuzu quería, quería verla un poco más, su mirada, recordaba ver una vista así en el pasado, Yuzu recordaba su propia mirada en el pasado, la cual tenía alguien en la cabeza, esa mirada de su pasado y la de Mei, estaba haciendo que Yuzu empezará a tenerla también, y sin darse cuenta, ya tenía un espacio para Mei dentro.
Matsuri: Jijiji, Yuzu one-chan, es tu turno.
Yuzu tiro los dados, y saco una pieza, fue el turno de Matsuri y así continúo el juego, mientras, Mei empezaba a temblar de vez en cuando, pues aquel sonido emitió por los rayos le traía un flashback que desearía poder olvidar.
Flashback
?: Que quieres que te traiga cuando vuelva pequeña.
Mei: ¡Dulces! Y un gran oso de peluche.
?: ¿Te gustan los osos verdad?
Mei: Si mami.
Madre de Mei: No se diga más, volveré en unos días y te traeré todo lo que me pediste pequeña, mamá te ama no lo olvides ¿Si? Has caso a papá ¿De acuerdo?
Mei: Si mamá.
Shō: Vuelve pronto, cuídate mucho.
Madre de Mei: Claro que lo haré.
Shō: Vamos pequeña, ¿Te parece si preparamos pastel?
Mei: Siii.
7 días después...
Mei, detrás de la cortina de la habitación de su padre se había quedado esperando a su madre, mientras, su padre ingresa hablando por teléfono.
Shō: No puedo decirle eso... Mei, tenemos que inventar algo por ahora. Si, llamaré a la funeraria...
Después de la muerte de su abuela, Mei a sus 8 años, conocía a la perfección ese lugar.
Mei: Mami...
Empieza a llover...
¡Bam!
