//CAPÍTULO CUATRO//

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Narrador/a: Violet Evans

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Narrador/a: Violet Evans

Odio las alturas.

Odio las alturas desde que tenía al rededor de nueve años ¿Por qué? Me caí de una altura considerable cuando tenía esa edad ¿Cómo? Bueno, todo comenzó cuando mamá descubrió un concurso de ballet para niñas de entre seis y díez años. Recuerdo que ensayé día y noche para ese concurso, Maggy (Mi instructora) me creó la mejor coreografía que para el momento pudo haber existido.

La vi ensayar meses antes de enseñarmela a mi, sudar y sacrificar incluso sus horas de descanso, solo para hacerme la mejor coreografía de todas.

Siempre ha sido estricta con mis ensayos pero esa vez fue mucho más exagerada, para el momento la ganadora recibiría "Doradas zapatillas" un trofeo que en este país para una niña de mi edad era ¡Il migliore!

En fin. Ensaye día y noche hasta el día de mi presentación. Recuerdo que mamá mandó hacer mi traje con un tutu importado junto a unas zapatillas coreanas, todo rosa porque para el entonces era mi color favorito. Para el peinado contrató a una estilísta profesional quién hizo de mi cabello lacio, una larga trenza llena de pétalos de rosas y brillantinas. Brillaba y relucia más que cualquier otra participante.

Había llegado el día y todas fueron pasando a medida que el tiempo transcurría, cada una hizo un baile espectacular con hermosos vestuarios, unas más que otras, hasta que fué mi turno... Mi turno de sobresalir ¡Y vaya que fue así! hice cada paso memorizado por meses en mi cabeza, algunos puentes, puntas perfectas, parada de manos, hice estrella, giros con el pie en alto y el final...

Ese final que aún no puedo olvidar. El mismo que consistía en que una cuerda invisible estaría atada a mi espalda mientras yo me impulsaba con un pequeño brinco, la cuerda me subiría y haría una hermosa marioneta.

Pero no salió como esperábamos...

Salió peor.

En el momento que me impulse levemente del piso y subí hasta la cima haciendo el paso a la perfección, una extraña picason en mis pies hizo que me desesperara, traté de llegar con mis manos para ver que era eso que me fastidiaba y entre impulsos y fuerzas, la cuerda se rompió...

Se rompió la cuerda y mientras caí de una altura mayor de un metro, el miedo se apoderaba de mí, sentí un vacio dentro de mi estómago seguido a unas náuseas profundas en las entrañas que hizo marearme y ver todo doble...

Caí de golpe al suelo, quedando inconsciente en ese mismo segundo, lo último que mis ojos pudieron lograr ver fue un destello de un rojo que salía de mi cuerpo...

Sangre.

Y el rostro de mi mamá llorar, llorar desesperada porque su pequeña había caído al suelo golpeandose su cuerpo sin fuerza (YO).

Duré dos días en completa coma (No recuerdas nada estando en coma, pero en mi caso, recuerdo haber escuchado canciones de fondo, tal vez así se siente morir, solo que yo estaba muerta en vida durante dos largos días, en los que no tenía la menor idea de lo que estaba pasando) y al despertar escuché a mamá quejarse con el doctor, hasta que él le explico que no fué realmente el golpe o la cuerda la responsable del todo, si no una extraña alérgia que se intensificó dentro de mi, que provocó mis impulsos desesperado y a su vez, mi caída.

A mi ritmo [1er libro T.R] POR EDITARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora