//CAPÍTULO VEINTISIETE//

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Narrador/a: Violet Evans

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Narrador/a: Violet Evans.

Mi mirada está fija en la persona que se encuentra en frente del espejo, veo sus expresiones, su rostro, memorizo el color de sus ojos, su cabello largo que esta en una trenza, la grabo en mi rostro tratando de sentir y vivir la música, estoy forzando mi espíritu a sentir la música para poder bailarla pero no es mucho esfuerzo el que hago, después de todo, no hay lugar en el que me sienta mas viva que en la tarima, creo que por eso odio tanto bailar. El sonido de la música inunda el lugar, cierro los ojos por naturalidad y comienzo hacer cada paso memorizado, la coreografía esta básicamente lista solo le faltan los detalles finales. Odio recordar cuando estoy bailando, odio sentir de la forma en la que lo hago cuando bailo, porque aunque me muerda la lengua después de decir esto, nada me hace más bien que bailar...

*
—¡Odio bailar Jack! ¿No lo entiendes?—Le grito impotente de la rabia. Él está parado en frente de mí con su sonrisa triunfal, odio ver esa cara de felicidad ¡No lo soporto!

—¿Por qué odias bailar? ¿Por qué es lo único que has hecho en toda tu vida? ¿Por qué no sales de tu casa? Pero mirate estas aquí ¿Entonces Violet Evans, por qué realmente te enfada el ballet?—Lanza sus preguntas pero aunque pregunte él sabe perfectamente la respuesta, incluso mejor que yo. Respiro profundo, mis lágrimas caen una y después la otra, no lo veo a los ojos, no me lo permito, camino de vuelta a mi lugar y seco mis lágrimas. Las demás chicas siguen de pie observando el espectáculo.

—Es todo por hoy chicas, necesito hablar unas cosas con Violet, nos veremos mañana—Añade el profesor después de unos minutos. Las bailarinas recogen sus cosas y salen del salón dejándome solo con él. Camina a la puerta y la entrecierra, se sienta sobre una pequeña mesa que yace en una esquina y aplica su silencio triunfal en el que soy yo la que debo hablar.

—Porque... me hace sentir viva—Una vez más una lágrima se me escapa y cae por toda mi mejilla hasta llegar a suelo. Él continúa a unos metros de mí sin decir nada...

—Exacto. Entonces utiliza todos esos sentimientos y conviertelos en algo parecido al arte—La forma en la que él siempre se refiere al baile es admirable. Camina hacía mí y me ofrece una sonrisa tierna que permite la abertura de dos hoyuelos en sus mejillas. Coloca sus delicadas manos de bailarín en mi mejilla, nuestros ojos se cruzan y permancen viendose uno al otro por segundos.—Todo va a estar bien, hermosa—Termina con ternura.
*

*
—Porque la hermosura de tu baile es lo que te caracteriza, eres bella, no por tu físico si no por la capacidad que tienes de sentir y llevar todo eso a la tarima, no es la técnica lo que hace a una bailarina, si no su pasión...—Luego de escuchar una vez más sus palabras para subirme el ánimo (o tratar de hacerlo) le doy un beso cálido en la boca, es lento y suave, luego lo abrazo y me quedó entre sus brazos donde me siento segura.

—Vámonos—Le digo segura. Él se separa solo un poco para verme.—Vámonos lejos, dónde solo seamos los dos.

—Violet... solo tienes dieciséis años ¿realmente crees que llegaremos lejos huyendo de los problemas?

A mi ritmo [1er libro T.R] POR EDITARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora