What is said out there

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El conde Judith estaba rebosante de alegría, no sólo su esposa estaba embarazada, sino que después de leer una carta de un explorador se enteró de que se había encontrado una mina de esmeraldas en las tierras que compró recientemente al vizconde Nott.

Eso solo lo hacía reafirmar que la niña en el vientre de su esposa era de la buena suerte.

Una niña milagrosa luego de varios años de espera.

El hombre se acercó a su sentada esposa con una deslumbrante sonrisa, le plantó un beso sonoro en la mejilla y le acarició suavemente la mano.

—No saben cuánto las amo, a las dos —dijo mientras reía de puro júbilo.

La condesa rio y exclamó: —No sabemos si es niño o niña.

—Mi instinto me dice que será una niña —aclaró mientras le besaba la otra mejilla y le agarraba la cintura.

—Querido, no estamos solos —dijo la mujer agarrando la mano de su esposo mientras miraba abochornada a los sirvientes repartidos en la sala.

—Largo —ordenó sin alejarse ni un centímetro de su mujer.

Los sirvientes intentaban con todas sus fuerzas no sonreír mientras salían lo más discretamente posible de la habitación de la Condesa, toda la servidumbre de la mansión ya estaba enterada de la condición de la rubia, y al igual que el patriarca, estaban más que contentos, ellos mejor que nadie sabían lo mucho que este suceso fue anhelado por su patrón.

Y como dice el dicho "Patrón contento, empleado pagado"

Una de las sirvientas que salió del cuarto, corrió a la cocina en donde se unió a dos sirvientas más que estaban charlando alegremente mientras pelaban papas en la parte de atrás.

—Puedes creerlo, ¡Tendremos una nueva maestra pronto! —exclamó la recién llegada, con el cabello y ojos negros.

— ¿Ya se dijo que es una niña? —pregunta una de cabello rojo y ojos negros.

—No, pero el maestro le dice que será una niña —aclaró

—Si el maestro lo dice, probablemente sea así —añadió la otra, de cabello negro y ojos verdes.

Las tres continuaron hablando sobre lo cariñoso que ahora era el Conde con la Condesa y como ahora todos en el condado estaban más felices y tranquilos.

—Ahora mismo no envidio a los sirvientes del palacio —exclamó suspirando la pelirroja.

— ¿Por qué dices eso? 

— ¿Se acuerdan de Lia, mi prima que trabaja en la cocina del palacio de cristal?

Las otras dos asintieron.

—Me contó Paul, que Alex le dijo, que escucho de Juan, que oyó de mi prima que...—empezó a narrar seriamente, —Sus majestades, el emperador y la emperatriz discutieron con fuerza.

— ¿Por qué? —cuestionó la de ojos verdes bastante curiosa.

—La amante del rey ahora vive junto al segundo príncipe.

— ¿Y eso qué? ¿Ella no vivía en el palacio Ruby de todas formas?—dudó la pelinegra.

—Su majestad le cedió el palacio granate al segundo príncipe.

Las otras dos abrieron los ojos sorprendidas.

—También se sabe que él ordenó la construcción de una nueva ala en ese palacio para alojar a su amante.

— ¡NO! —exclamaron ambas sirvientas yéndose hacia atrás en sus asientos con la boca abierta.

— ¡SÍ! —Chilló la pelirroja con una enorme sonrisa, —Se dice que el segundo príncipe es favorecido y por eso la emperatriz lo odia.

The green who leftDonde viven las historias. Descúbrelo ahora