Entre sus brazos

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Capítulo #4

Sus cuerpos unidos por un pequeño beso, y sus vidas juntas por el destino daban inicio a una entrega que cambiaría la vida de ambos.

-Sebastian se cuidadoso es mi primera vez- decía el menor en un tono tan bajo que apenas se escuchaba.
-Seré dulce contigo lo promeo- después de decir eso el mayor introdujo un dedo en la cavidad del menor haciendo que este se sobresaltara.
-Ahh~ es incómodo- logró decir el azulino.
-Tengo que prepararte o puedo lastimarte- y con esa sentencia ya había dos dedos dentro del menor abriéndose en forma de tijeras, al fin dando placer al joven -estas demasiado húmedo creo que ya puedo meterlo-.

Ciel extendía sus brazos para el y abría las piernas para darle mayor alcance al mayor. Sebastian se ponía entre ellas rozando su pene con la entrada del menor haciendo que este suplicará por más, como si el mayor se apiadara de el de una estocada entró en el, arrancando un gemido de dolor y placer.

-Sebastian más rápido- era su petición que no fue ignorada por el mayor.
-Ciel lo lamento- terminando de decir eso mordió el hombro del menor arrancando un gran grito de dolor, seguía moviendose casi erráticamente sobre el menor anunciando el orgasmo para ambos y así fue minutos después.
- ¿Por qué? - se le escucho decir a Ciel.
-Lo lamento, nose que me paso y yo senti que eras tu el indicado-
-Aun soy un cachorro Sebastian- decía con la mirada llena de lágrimas.
-Lo lamento tanto perdoname-
-Vete por favor y no vuelvas nunca, o al menos hasta que el lazo se aya roto-
-Dame la oportunidad, que pasa si tendremos un cachorro o si me necesitas en otro celo-
-Yo sabre que hacer, por favor sal de mi y vete de mi casa- sentenció el menor.
-Lo haré pero no cumpliré con eso de alejarme de ti- con esa sentencia hizo la primera orden del menor.
-Ya hiciste una vez lo que querías al marcarme que importa ahora lo que hagas-
-En verdad lo lamento- tras decir eso el mayor se vistió y salió de la casa tomando sus caballos para volver por su compañero y llevarlo a casa.

El menor no podía moverse y se quedó todo el día en cama esperando que todo esto pasara rápido y así fue, días después se veía al joven andando por los alrededores de su humilde casa cuidando de los animales de la familia y sus cosechas.

Mientras pensaba en lo que había pasado, a lo lejos se veía una carreta llegar con sus dos sonrientes padres que de inmediato corrieron hacia su hijo.

-Te extrañamos tanto- dijeron al mismo tiempo.

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