Capítulo #3
El sol se ponía sobre esos árboles cubiertos de blanco y se podía ver a un joven de mirada azulina entrar a su pequeña casa con una canasta y varios utensilios de primeros auxilios.
-Quitate la camisa por favor voy a darle una última visita a tu herida- decía serio pero con un tenue sonrojo.
-¿Última? Ya me estas echando fuera- dijo el mayor haciendo un puchero.
-Mis padres podrían llegar cualquier día y si te ven pensarán que eres mi pareja-
-Eso sería muy bueno, eres lindo, al parecer inteligente, y no me lo creerás pero estoy buscando un lindo Omega para que se case conmigo- decía mientras el menor desinfectaba y cerraba la herida.
-Sigue buscando que no tendrás nada conmigo- al terminar de decir esto hizo un gesto de molestia hacia el tonto comentario.
-Tan lindo y tan mal carácter-
-Iré a calentar algo de agua para que puedas lavarte y por cierto traje a tus caballos los encontre cerca así que están en el establo-
-Hablando de eso yo venía con un compañero ¿sabes que le pasó?-
-Cuando te encontré el estaba muerto y no pude traerlo supongo que su cuerpo debe estar cubierto por la nieve-
-Suele pasar y no debes poner agua caliente debo regresar, ¿puedes acompañarme a por los caballos?-
-Claro-
Estaban en la puerta de la casa cuando el menor callo al suelo y su temperatura comenzo a aumentar, afectando al mayor.
-No puede ser- decía el azulino intentando levantarse
-Dime que tienes supresores- preocupado el mayor le decía
-Es mi segundo celo no tengo nada solo ayudame-
-¿Como que ayudarte? - confundido decía el azabache
-A llegar a mi habitación idiota no quiero que me metas nada-
Llegando al pequeño cuarto recostó al menor, sin darse cuenta el celo del menor le estaba haciendo entrar también en su celo y su rostro se empezaba a sonroja al igual que su respiración se agitaba.
-Dejame hacerlo- dijo casi rogando al ver la cara sonrojada y jadeante del menor que lo provocaba a un más
-Mi nombre es Ciel Phantomhive- decía el menor-El mío es Sebastian Michaelis- término de decir para que ambos buscarán sus labios y se complacierán el uno al otro.
-Ese no es tu nombre mentiroso, los Michaelis viven en su reino dentro del bosque tendrías que ser un rey o un príncipe- soltó una pequeña risa después de decirlo.
Ambos comenzaron una torpe danza entre sus labios, el menor rodeó el cuello del mayor con sus brazos y el azabache con sus manos atrajo más al azulino hacia el, haciendo que se separaran unos segundos que aprovechó para perderse en esa mirada tan profunda y misteriosa como el océano.
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El Ciervo
Fiksi PenggemarEn un pequeño pueblo alejado en las montañas se contaba la historia que en su bosque color blanco vivía un animal hermoso que cuando lo encontrarás te podría contar la historia de amor más hermosa o más triste que hayas oído. Los personajes no son...