Gracias Universo

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Un héroe de traje gatuno, saltaba de tejado en tejado sobre los techos de la nocturna y fresca Paris con una sonrisa en el rostro.

Había pasado una tarde tan maravillosa hablando sobre la aburrida historia francesa con su querida compañera azabache que estaría dispuesto a repetirlo una y otra vez solo si volvía a hacerlo a su lado.

Acaso en las pocas horas que restaban del día ¿Podía ponerse aún mejor?

A lo lejos divisó a su compañera de batallas saltando en circulos y descubrió que en efecto, podía ponerse mejor.

Sin pensarlo y agradeciendo al universo haberlo reunido con sus dos personas favoritas, el chico gato se impulsó con su bara en dirección a la chica.

Tratando de acercarse y sorprenderla, fué raramente no notado por la heroína.

Aunque la finalidad era no ser visto, eso fué extraño para el rubio ya que generalmente ella lo sorprendía a él cuando intentaba sorprenderla.

La luz de las estrellas se reflejaba en el traje rojo brillante de una chica azabache que saltaba de edificio en edificio con ayuda de su yoyo, tarareando una canción, contenta.

Chat sonrió enternecido. Jamás la había visto de aquella manera.

Genuinamente feliz.

¡¿Acaso eso era un baile?!

Animado, el rubio se lanzó con su bara intentando alcanzarla y unirse a la felicidad, pero por más que saltaba, no lograba llegar a su par.

¡Cada que el daba un salto, ella daba tres!

Le era imposible alcanzarla, así que optó por efectuar algo que su tía materna alguna vez le había dicho.

"El que no habla, Dios no lo oye"

-¡Lady Bug!

Su tía le había mentido. La heroína no lo había escuchado.

-¡LADY BUG!

¿Acaso lo estaba ignorando?

Era imposible no escuchar semejantes alaridos.

¡Ya había despertado a medio Paris y Lady Bug aún no se percataba de su presencia!

Chat Noir aún corriendo tras de la chica del antifaz rojo, pensó un poco.

Seguro Lady Bug tenía problemas auditivos, porque por pena o por compasión, ella ya le hubiera contestado.

Ya como una necesidad, el felino decidió cambiar de estrategia una vez más, dejando de gritar ya que su garganta lo estaba lamentando y apresurandose a alcanzarla.

Después de muchos saltos, el agitado héroe sonrió con satisfacción.

Estaba a centimetros de tocar el hombro de la chica catarina y hacerse notar, ya no con ánimos de unirse a la alegría, eso se había tornado algo personal.

Era su actual proposito de vida.

¡Ja! Bien dicen algunas personas que la tercera es la vencida.

-Pum.

Fué el sonido de la caída del cuerpo de un héroe que corría veloz tratando de alcanzar a su compañera enmascarada, quien ni siquiera imaginaba que Chat Noir casi moría por alcanzarla.

Sobando su barbilla, alzó la cabeza y vió que finalmente la heroína había parado en el balcón de un edificio.

Era su momento.

Lady Bug había comenzado aquello involuntariamente y Chat Noir saldría victorioso.

Con pesadez se levantó dispuesto a porfin hacer notar su presencia, un poco adolorido.

Antes de saltar, el felino se detuvo y entrecerró los ojos, mirando su entorno.

¿Qué rayos hacían en casa de Marinette?

Su lógica estaba comenzando a hacerse ideas locas que su ceguera desaprovaba totalmente.

El héroe se limitó a observar.

Acaso Lady Bug... ¡¿Estaba vandalizando el cuarto de Marinette?!

Eso era abuso de autoridad.

Con su ceño fruncido se levantó y se acercó a la ventana dispuesto a agarrarla con las manos en la masa.

Al llegar al cristal, en su rostro se reflejó el flash rosado de la transformación perdida de aquella chica a la que estaba espiando.

Sus ojos que por la luz se cerraron, se abrieron como platos al tratar de procesar aquello.

¡Marinette era Lady Bug!

Casi resbalando, el rubio salió de su transe y comenzó a procesar los acontecimientos mientras poco a poco una sonrisa se le instalaba.

Miles de flashes de momentos a su lado le llegaron a la memoria y una lagrima resbaló por su oscura mascara.

Mientras tanto, Marinette seguía bailando con los ojos cerrados, riendo y cantando, ignorando completamente al héroe que lloraba de felicidad adherido a su ventana.

Chat la examinó y descubrió que la chica tenía sus audifonos rosas puestos.

Ahora todo tenía sentido.

-Tu eres mi amigo fiel,
Tu eres mi amigo fiel.

Cantaba la azabache mientras tomaba a su kwami de las manitas y la hacía girar junto con ella.

El héroe sonrió enternecido al escucharla.

Justo esa canción se la había dedicado hace algunos meses a la chica.

Recordó que hasta la hizo llorar de felicidad y Alya se alegró tanto que hasta le mostró su manicura del dedo de enmedio.

El ojiverde se dirigió a su casa y se recosto con una inmesa felicidad en el corazón, quedando eternamente agradecido con el universo.

Y claro, los audifonos quedaron prohibidos en el patruyaje, aunque esos en especial tenían todo el respeto del héroe.

-¿Es mi imaginación o cometí un gran error?

Se preguntó en voz alta la azabache al no poder dormir gracias a sus presentimientos.

Continuara...

Hola.

¿Qué tal la revelación de identidades? Bueno, el descubrimiento de Adrien.

Debo admitir que nunca había escrito algo parecido a una revelación, así que espero que no haya estado tan fatal.

Voy a actualizar antes de media noche (en mi país) YEY

En fin, disfruten.

¿Qué le ven? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora