-Marinette, habla ¡¿qué nota?!
Ella llevó sus manos a su cara y se ocultó en ellas mirando entre sus dedos como el ojiverde le pedía con su mirada suplicante una respuesta. La transformada Lady Bug bajó la mirada y contestó completamente nerviosa.
-Ayer dejé una nota en tu lapicera donde te pedía vernos a las 8 en la Torre Eiffel y por supuesto que no llegaste ¡ahora todo tiene sentido! Cómo ibas a llegar si no sabías nada sobre lo que decía la nota. Y sobre la carta... esque estaba tan enojada porque creí que me habías dejado plantada que al ver la carta sobre mi cama yo... yo la rompí.
El ojiverde le miró incrédulo mientras negaba inconscientemente con la cabeza. Talvez como ella estaba hablando demasiado rápido había entendido mal.
-¿No la leíste?
Ella negó denuevo igual de nerviosa mientras jugaba con sus dedos y se mecía de un lado a otro.
-Si lo hice, después de romperla claro, junté unos trozos y leí algunas frases. No te preocupes, ya se que no me quieres y que te gusta alguien más, perdona por la escena que te hice, creí que habías ignorado mi nota.
Conforme iba hablando poco a poco su voz se bajaba al punto de susurrar lo último, mirándole solo por unos segundos a los ojos, observando el Agreste en ellos un genuino dolor.
Un silencio largo en medio de la oscuridad de la mañana les dio a ambos oportunidad a pensar. Ella abrazo su cuerpo mientras miraba el poco movimiento en la calle, al mismo tiempo que él la miraba fijamente. Finalmente él se acercó a ella al punto de que la de coletas se enderezó y retrocedió medio paso, tomando con duda sus hombros, haciendo que ella diera un ligero chillido y provocándole un sonrojo ligero. Claro, si que era fácil sonrojarla.
Entonces él bajó su cabeza y cerca de su rostro susurró.
-Marinette, no tengo idea que pasó con tu nota, no tengo idea en qué orden acomodaste los pedazos de la carta y no tengo idea de que pasó en realidad, solo se que lo único que tengo claro es que te amo.
La sorpresa inundó su expresión y sus ojos brillaron como nunca lo habían hecho. Sus pupilas se dilataron y el sonrojo se expresó con claridad en sus mejillas. Totalmente enamorada, la azabache se acercó y posó sus manos en su pecho.
-¿Estás hablando enserio?
Preguntó mirándole soñadoramente, mientras sentía como el Agreste posaba su mano en su espalda, acercandole aún más a él con delicadeza.
-¿Acaso no me crees bogaboo?
Le susurró con una ligera sonrisa antes de rosar sus labios pidiendo un permiso, mirando como la ojiazul asentía cerrando sus ojos, juntando sus labios no por primera vez, pero si con sus sentimientos completamente claros, mientras el amanecer a sus costados era el único testigo.
¿Qué le ven? Esa pregunta realmente nunca le importó.
Fin.
Y pues finalmente acabó esta historia que tengo creo que desde 2019 JAJSJJSJSJ no tengo vergüenza, enserio.
Por cierto, esta es la continuación del capítulo pasado, pero sentía que estaba demasiado saturado así que mejor lo puse en otro capítulo. Espero no se note que no sabía que poner de título.
Pues bien, me urgía acabarla. Así que talvez haga un epílogo porque me encanta contradecirme.
En fin, disfruten.
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¿Qué le ven?
HumorAdrien al darse cuenta que muchos chicos estaban interesados en Marinette, él decide buscar eso que ellos encuentran tan especial en ella.