LA MORDIDA QUEMADORA.

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El hambre del jaguar del invierno
precavía posarse en mi bosque, sin fe en
la quemada marca de sus dientes, percute sus labios mi callar al desnudo valor, tiembla la tierra y sin la carne; solo huesos blancos bailan tímidos.
¡Quema la percusión de su dominio! Garras en mis ojos secos, mordida al ras de un trueno, rajando por la mitad despavorida; el velo amargo qué como cortina amarillenta, desprende fuego en la huida de un día, de una quemadura sin gesto ni sonrisa que se ocultan débiles, detrás del grito que ni en el silencio puro se escuchó.

La Interpretación Cautiva. | Poemario. ©️ ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora