AMORDAZADO.

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Exprimí la carne hasta que salieran ecos;
ecos que pronunciaban las letras que escribía, las líneas que seguía escribiendo, y las comas que se asentaban en mi boca, aplanada quedaba y seguía sonriendo, más al placer de sentirse insufrible y aniquilada, muerta sin balas ni puñales, ni espadas ni fuegos en mis manos.
Coexiste en la oscuridad el nunca silenciar,
permitir colegir polvos y soplos; respirar humos y sublimar los labios que se cierran ante el llamado.
¡Y terminas al compás de las vihuelas! Escueto al ósculo que no nació, obsoleto al rumbo cíclico que te amedrenta con piedras; lloras amedrentado y con el más ansioso subterfugio, de guardar lo inconcebible en donde ya he estado muerto.

La Interpretación Cautiva. | Poemario. ©️ ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora