OSAMENTAS.

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Son las ganas de amordazar, tras el lúcido
embotellamiento del vino, ese tiznado ser
en los copos de la niebla, con barrotes en
los dientes y aún hay ganas; de morir sin
recitarte, sin escribirte, sin poseer el hambre.
Y no desmienten los vagidos que suenan,
esos susurros aplanados al pecho, esas serpientes que recorren osamentas, sin pronunciar los pies aquellos caminos sin huellas, invisibles cómo el nunca callar y así; habladurías te he dedicado.
Y son esos huesos que he enterrado, con tierras lejanas y sombreros apacibles, con desvelo y los párpados hasta las costillas, así exasperando las columnas que irrumpen mi boca; que manosean lo que mi lengua ha dicho, sin ser irrompible en los límites intermitentes de mi propia carne, mi propio osamenta quebrado, abrazando las últimas palabras que subyacen en la densidad.

La Interpretación Cautiva. | Poemario. ©️ ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora