Aguantad las sobras del viento, esas que juegan con las sombras del ruido, míseras son a su vez; transparentes egos marcados, perennes cauces que desembocan en mis praderas, aquellos ríos de babas tras mi lengua, y sin el ósculo serviría más no latir, serviría más no existir en oscuridad.
Ni dedos cableados, ni enredos carnosos, al desnudarme sin espadas, ni hierros, ni barrotes que han permanecido en mis huesos, ni dedos al poseerme tan siquiera, ni pies al pronto toque en mis defensas, esos castillos de odio encendidos; con bombillas y lámparas de fuego. ¡Me encontré en sus ladrillos! En su puerta apegada a mis venas, y tal quisiera humedecer mi tristeza, sin amenazar las aberturas en mi pliegue, esas comisuras que siguen surgiendo de mi sangre, petrificada en el almacén que subyace en el anochecer, esas lunas que aún no he visto, muertas y sin sentido en mi frente despistada delante al vacuo callar.
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La Interpretación Cautiva. | Poemario. ©️ ✔
Poezie¿Interpretación y Poesía? Dos vertientes que se compaginan entre ellas hasta sus inmensidades, dos líneas que cruzan el pensamiento y sus inconscientes senderos. Cada una alimenta la cuenca de la inspiración desde puntos distintos, desde raíces que...
