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Delilah no soltó a Finn después de un buen rato, y al chico no pareciera que esto le molestara.

— ¿Quieres algo? ¿agua? —preguntó delilah separándose lentamente del abrazo.

— Agua, por favor. —pasó su mano por el cabello de Delilah delicadamente provocando que esta sonriera.

Delilah se estaba enamorando, y era inevitable desde que Finn hacia todo lo posible para parecer como una persona perfecta, aunque toda esa cara bonita ocultara muchas cosas, el lado que Delilah conocía sobre el chico era perfecto.

Está comprobado que al enamorarte eliminas todos los defectos de esa persona para que esta pareciera como una obra de arte: y hablando desde la perspectiva de Delilah, Finn era el cuadro que todo el museo volteaba a ver. ¿iba a ser suficiente para el? era la pregunta que rondaba por su cabeza, y la que más temía sobre todo. Ser insuficiente para alguien que consideras importante parece un callejón sin salida desde la experiencia de Delilah, no era bonito, sobre todo no quería eso para su relación con el.

Entonces Delilah le llevó el vaso de agua a Finn, el cual le agradeció y tomó un sorbo.

— ¿tus padres están aquí? —preguntó Finn.

— Mi mamá, no tengo papá, y no quiero hablar sobre eso. —acomodó su postura y sonrió un poco.

Finn alzo las cejas y siguió tomando agua, al terminar dejó el vaso a un lado.

—bien, supongo que me iré. —el chico se levanto y tomo la mano de Delilah donde depositó un beso. — ¿te veo mañana?

— ¿donde? —sonrió después del beso que este le dio.

—en la escuela, claro.

— ah, bueno, es que nunca vas entonces supuse que en otro lado.

— ¿estás diciendo que quieres tener una cita conmigo? —dijo Finn irónicamente con una sonrisa egocéntrica mientras abría la puerta del balcón.

Delilah solo río y asintió. — si así quieres tomarlo. —fue su respuesta de la cual no estaba muy segura.

— okay, después de la escuela. — y antes de que Delilah pudiera decir algo, Finn ya se había ido de aquel balcón.

Finn Wolfhard acababa de aceptar una cita con ella, no importaba a donde era que iban a ir, lo único relevante es que ambos iban a estar juntos, solos, y de una manera formal.

Exagerar el hecho de tener una cita con alguien era algo que Delilah siempre había desaprobado después de múltiples novelas de romance que esta había leído, pero por fin podía empatizar con aquellas protagonistas tan estupidas e inocentes, incluso creía que podría estar protagonizando alguno de esos papeles.

6:40 a.m, Viernes.

Delilah estaba más que emocionada que hasta llegaba a parecer ridículo. Por una vez en su vida podía cantar Lover de Taylor Swift mientras pensaba en alguien: porque empezar a dedicar canciones significaba que llegaríamos lejos. Intento convencerse de que aquella cita no era para tanto, pero no pudo evitar ponerse su vestido favorito y peinarse de la mejor manera que pudo. ¿quien puede culparla? no solo era una cita con la persona que le gustaba, sino que era su primera cita en toda su vida.

No tardo mucho en contarle a sus amigos, pero Jaeden no parecía aprobarlo mucho, lo cual era raro en el.

— Una cita, TÚ, en una cita, con un lame conchas, ¿a veces piensas las cosas que dices? —espetó su amigo mientras los tres caminaban por el pasillo.

— a mi me parece muy bien, digo, es una cita, ahí se hacen cosas bonitas. —dijo Annie mientras voltea a ver a Jaeden

— si tú llamas bonita a una mamada esta bien. —rompió Jaeden lo cual hizo que Annie le diera un codazo, al cual este respondió con una risa.

— tendré cuidado! no tengo 13. —delilah volteo a verlo esperando su respuesta, pero Jaeden no dijo nada más y se limitó a hacer una mueca: la cual no era muy convincente para ambas chicas.

2:30 pm.

esa había sido la primera vez en la que Delilah consideraba la clase de historia innecesaria, pero afortunadamente, las 6 largas horas que la castaña tuvo que esperar habían concluido. Oh claro, los nervios habían llegado tarde pero ahí estaban igual de presentes que la emoción.

Igual, sería una gran decepción que Finn no se presentará a recogerla. Después de todo, no se había cruzado con ella en todas esas 6 horas. entre todos esos pensamientos, delilah se ponía de puntitas intentando ver a una cabeza con cabello rizado entre toda la multitud de adolescentes; pero no lograba distinguir aquellos rizos color negro.

De repente, la decepción le cayó encima, y se sentó en una banca apoyando su barbilla en sus manos. Finn no iba a venir, era lo más probable, pero no quería permitir el sentirse así de miserable e inocente. aún así, múltiples lágrimas cayeron por las mejillas de Delilah: la cual, esperando no ser vista, se escondió entre sus manos mientras algunos sollozos se escuchaban inconscientemente.

Pero después de un buen rato, sintió una mano sobre su espalda, la cual pasó hasta su cintura abrazando a esta, seguida de una voz que hizo que una sonrisa se formara inconscientemente en sus labios.

— ¿por qué estás llorando, pequeña? —murmuró Finn, abrazando a la chica la cual en ese momento parecía como si fuera a romperse.

Delilah devolvió su abrazo recargando su cabeza sobre su pecho, en donde sorbió su nariz.— pensé que me ibas a dejar plantada.

Era la primera vez en que Finn realmente se esforzaba por asistir a un cita que le interesará, así que, aún acariciando su cabello depositó un beso en este. Y realmente, nunca se había puesto a pensar el hecho de que este fuera tan importante para ella o para cualquier otra chica que había pasado por desapercibido. Aún así Delilah había sido la única capaz de hacerlo reflexionar por aquello, ¿qué era tan especial en ella?

—no, no, no. —susurró sobando su brazo sin soltar aquel abrazo.— fui a comprar unas cosas solamente, ¿okay? quiero que confíes en mi, y que asistiré a cualquier cosa en la que acordemos.

Delilah calmo su llanto y limpio su rostro, después ambos subieron al auto y Finn condució al lugar el cual tenía planeado desde que acepto tener una cita con la castaña.

𝐇𝐞 𝐰𝐚𝐬 𝐚𝐧 𝐢𝐝𝐢𝐨𝐭 - 𝐅𝐢𝐧𝐧 𝐖𝐨𝐥𝐟𝐡𝐚𝐫𝐝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora